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Entrenamiento: Cómo vencer el dolor y coronar esa subida imposible

Un fin de semana como otro cualquiera mientras rodamos con nuestra Mountain Bike, llegamos a un cruce en el camino tras muchos kilómetros de...

Un fin de semana como otro cualquiera mientras rodamos con nuestra Mountain Bike, llegamos a un cruce en el camino tras muchos kilómetros de pedales. Por un lado, tenemos la opción de volver al camino que nos llevará a casa. Por el otro, tenemos esa cuesta imposible que nos hace temblar las piernas con solo mirarla. Tras una breve reflexión y un suspiro, iniciamos el terrible ascenso sabiendo que va a doler mucho.

Entrenamiento: Cómo vencer el dolor y coronar esa subida imposible

Coronar la subida aunque duela

Este tipo de subidas que encontramos en nuestras rutas y que decidimos coronar, suelen tener tres propósitos diferentes:

  • En la cima de esa empinada cuesta, hay un descenso larguísimo que estamos deseando realizar a toda velocidad.
  • Estamos entrenando de verdad, buscando la mejora de nuestro rendimiento a través del dolor y el sufrimiento.
  • No estamos muy finos de la cabeza, y realmente nos gusta subir cuestas largas y con mucho desnivel.

Normalmente, cuándo llegamos a una subida de este tipo, nuestro rendimiento no está al 100% ya que seguramente llevamos unos cuantos kilómetros dándole a los pedales. Para obtener energía extra y aumentar el rendimiento, hay que darle un pequeño empujón a nuestros límites con la finalidad de mejorar nuestra condición física. Estos esfuerzos tan dolorosos para nuestras piernas nos recompensarán con un rendimiento cada vez mayor a largo plazo.

Cuando vamos a iniciar una de estas subidas imposibles, el poder de la mente es la clave de todo. La mayoría de las veces, será la concentración en la tarea a realizar lo que nos permita coronar la montaña. Pero, con calambres y colapso mental avecinándose en el horizonte, ¿qué podemos hacer para asegurarnos de que llegaremos arriba sin caernos por el camino agarrados a nuestra Camelbak y llorando por nuestra mamá?

Dividir el ascenso en tramos imaginarios

Si vamos mirando hacia el final del ascenso continuamente, nos parecerá que no llegamos nunca y nuestra mente dejará de funcionar correctamente. Mentalmente derrotados, nuestro cuerpo se negará a seguir sufriendo y probablemente acabaremos con los pies en el suelo, en el mejor de los casos.

Debemos dividir el ascenso en tramos imaginarios no demasiado largos, e ir fijando nuestra meta en el final de cada uno de estos tramos. De esta manera, los tramos resultarán más sencillos de realizar y siempre debemos pensar que si el tramo anterior era fácil, el siguiente también lo será.

Al dividir la subida en diferentes secciones, mentalmente resulta más fácil y el ascenso parece ir más rápido. Nuestra cabeza no está pensando continuamente que nos quedan muchos metros por delante hasta la cima, y eso es bueno.

Mantenerse en la bicicleta y pedalear suavemente

Uno de los mayores errores que cometen la mayoría de ciclistas a la hora de afrontar un duro ascenso es bajarse de la bicicleta. 99 de cada 100 veces, es mejor mantenerse en la bicicleta y reducir la cadencia, centrándonos en movimientos suaves de pedal que nos permitan reducir el ritmo cardíaco.

Cuando nos bajamos de la bicicleta, estamos haciendo que nuestras piernas se enfríen nuevamente causando acumulación de ácido láctico y la necesidad de calentar de nuevo la musculatura. A menos que los calambres invadan por completo nuestras piernas, hay que hacer todo lo posible por mantenerse sobre la bicicleta durante el ascenso.

Pensar en cualquier cosa que no sea dolor

A la hora de realizar estas subidas, debemos estar preparados mentalmente para el dolor. Hay que hacer todo lo posible para bloquear la sensación de ardor que proviene de los músculos de nuestras piernas.

Escuchar música, contar las rocas o árboles que pasan a nuestro lado, discutir con nosotros mismos, cantar una canción… Cualquier cosa vale con el fin de no pensar en el fuego que está quemando nuestras piernas. Si pensamos en lo mucho que duele, acabaremos cediendo y renunciando a coronar la subida (a menos que no estemos muy finos de la cabeza, como mencioné anteriormente).

Puedes hacerlo: tienes que estar seguro de ello

Si bien es absolutamente una pesadilla el proceso de subir un largo ascenso, es muy satisfactorio coronar la cima. Además, una vez vencida esa cuesta, la próxima vez será más fácil ya que nuestro cerebro asimilará que somos capaces de vencerla.

Si queremos convertirnos en ciclistas de montaña cada vez más veloces y fuertes, tenemos que sobrepasar nuestros límites normales. Si hacemos cada día lo mismo, cada día obtendremos los mismos resultados. Si estamos listos para darle un pequeño impulso a nuestro cuerpo, mente y bicicleta, los resultados mejorarán consecuentemente.

Imágenes | Coastrider

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