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Las bicicletas en un evento apocalíptico mundial. Guía básica de supervivencia para ciclistas (III)

En el primer artículo de esta interesante Guía de Supervivencia hemos podido comprobar que las bicicletas serían, probablemente, los...

En el primer artículo de esta interesante Guía de Supervivencia hemos podido comprobar que las bicicletas serían, probablemente, los vehículos más eficaces para el transporte de personas y/o mercancías ante un posible evento apocalíptico a nivel mundial. En la segunda parte, hemos visto los efectos de un posible conflicto nuclear y la mejor forma de protegernos ante una explosión atómica. En esta tercera parte, vamos a aprender a confeccionar un plan de huida mediante la creación de un mapa de zonas seguras, y conocer cuáles serían los objetivos principales de un ataque nuclear a escala mundial y las zonas más seguras de evacuación para asegurar la máxima supervivencia de la población.

Las bicicletas en un evento apocalíptico mundial. Guía básica de supervivencia para ciclistas (III)

Los objetivos principales de un posible conflicto termonuclear mundial

Llegado el momento de vivir en nuestras propias carnes un hipotético conflicto bélico apocalíptico a nivel mundial, la única manera que tendremos de sobrevivir es mediante el conocimiento y la información previa que hayamos conseguido aprender. El desencadenamiento, desenlace y consecuencias de una guerra termonuclear mundial, así como de cualquier otro evento de proporciones apocalípticas, tienden a ser demasiado impredecibles y resulta realmente complicado poder predecir con certeza cuáles serían las instrucciones más precisas que debemos seguir en esta Guía de Supervivencia para ciclistas.

No obstante, existen una serie de reglas básicas basadas sobre todo en temas de estrategia militar y sentido común. En caso de desencadenarse una posible guerra termonuclear a nivel mundial, hay ciertos objetivos militares que cualquier potencia atacante debería (o al menos sería lo más lógico) destruir antes de dar paso a un ataque masivo de artillería y/o tropas armadas por tierra, mar y aire. Conocer los objetivos primarios de cualquier ataque bélico e intentar mantenernos lo más alejados/as posible de los mismos son la verdadera clave que marcará definitivamente nuestra supervivencia y la de nuestros seres queridos o, por el contrario, la extinción masiva de miles de infelices ciudadanos bajo la potencia y alcance del hipotético fuego enemigo.

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Conocer, comprender, memorizar y sobretodo, alejarnos lo máximo posible de estos primeros objetivos primarios de un ataque nuclear dirigido a la nación a la que pertenecemos resulta vital para asegurar nuestra supervivencia y poder trazar una ruta de huida que asegure un punto de destino más o menos seguro del alcance de las bombas atómicas y sus devastadores efectos. Los supuestos objetivos militares primarios de cualquier ataque a gran escala, ordenados por grado de importancia, serían los siguientes:

  • Silos nucleares en la tierra o bajo ella, en caso de que nuestro país sea una potencia nuclear.
  • Ciudades importantes y/o más grandes, con preferencia hacia los núcleos urbanos más poblados.
  • Aeropuertos y puertos útiles para las fuerzas aéreas y de la marina del ejército de nuestra nación y las de sus aliados. El primer blanco de un posible ataque nuclear va dirigido contra las instalaciones nucleares del enemigo y sus instalaciones de apoyo y despliegue.
  • Estaciones de radar, y especialmente los radares de largo alcance. Estas instalaciones incluyen radares meteorológicos y su ataque va dirigido a mermar la capacidad de detección de la potencia atacada.
  • Centrales de producción de energía eléctrica tales como centrales hidroeléctricas y centrales nucleares, con el objetivo de destruir la red eléctrica del enemigo y ocasionar más daños irreparables.
  • Nodos de comunicaciones, incluidos los destinados a las telecomunicaciones. Los nodos de radio, internet y televisión, así como las carreteras, autopistas y otros puntos de acceso más importantes y/o estratégicos de nuestra nación.
  • Instalaciones importantes destinadas a la fabricación de armamento y repuestos así como polígonos industriales y otras instalaciones de carácter aeroespacial.
  • Acuartelamientos militares de mayor importancia así como almacenes o depósitos de municiones destinados al abastecimiento del ejército de nuestra nación.
  • Polígonos industriales y otras áreas especialmente importantes para la industria de nuestro país, con el objetivo de mermar la potencia industrial de nuestra nación y su posterior recuperación.

A pesar de ello, esta impresionante lista de objetivos primarios sensibles a un ataque en caso de una supuesta guerra puede verse afectada por diversos factores, por lo que el orden de la misma puede variar en mayor o menor medida. La estrategia militar del país atacante, las características de la nación atacada o las necesidades más urgentes del enemigo pueden derivar en acciones completamente impredecibles con el objetivo de causar el mayor factor sorpresa y daño posible. Ya sea de una manera o de otra, la importancia de permanecer alejados de estos puntos calientes resultará de vital importancia para nuestra supervivencia y la de nuestros seres queridos.

El plan de huida: ¿Por qué trazar un mapa hacia zonas seguras?

Vistos los objetivos primarios más sensibles de sufrir un ataque en caso de una hipotética guerra termonuclear mundial, lo más importante para todo buen superviviente es trazar un plan que nos permita dirigirnos hacia algún punto o zona segura con menor riesgo de sufrir los devastadores efectos de una explosión nuclear y sus consecuencias. Dicho plan de huida, previamente trazado en un mapa y guardado a buen recaudo entre nuestras pertenencias, puede convertirse en nuestra única opción de supervivencia una vez comenzado cualquier evento apocalíptico de repercusión mundial.

Las bicicletas en un evento apocalíptico mundial. Guía básica de supervivencia para ciclistas (III)

Además de trazar un mapa con las zonas probablemente más seguras de la región o zona en la que vivamos, siempre deberíamos tener en cuenta las posibles recomendaciones y/o requerimientos de las autoridades competentes. Con un poco de suerte, y siempre hablando de acontecimientos hipotéticos, las autoridades competentes de la zona dónde vivimos podrían haber diseñado un plan de prevención o evacuación para la población en caso de emergencia que también podría ser una buena alternativa hacia la supervivencia, gracias a las instalaciones antinucleares, refugios y otro tipo de recursos que supuestamente estarían habilitados para albergar a la población afectada por un ataque nuclear u otro tipo de catástrofe apocalíptica de magnitudes similares.

A pesar de ello, es más que probable que llegado el momento de vivir en nuestras propias carnes un acontecimiento apocalíptico sin precedentes, las autoridades civiles se encuentren desbordadas o, simplemente, no tengan ningún plan de actuación específico. Solo gracias a nuestra previsión, podremos seguir una ruta de escape segura y posiblemente válida que asegure nuestra supervivencia y la de nuestros seres queridos. Por este motivo, es prácticamente obligatorio disponer de un mapa físico (en papel) que nos indique las zonas más seguras de nuestra región, los puntos más calientes a evitar y otras posibles vías de escape que nos permitan modificar nuestra ruta de huida en caso de ser necesario.

El plan de huida: ¿Cómo trazar un mapa hacia zonas seguras?

Como hemos visto en anteriores artículos de esta Guía de Supervivencia, en caso de ser testigos de una guerra termonuclear de consecuencias apocalípticas u otro tipo de eventos igualmente devastadores, se hace necesario evitar hacer uso de cualquier tipo de tecnología. La razón principal es que probablemente cualquier aparato eléctrico dejaría de funcionar correctamente, y la segunda razón más importante es que, en caso de que funcionase, no tendríamos posibilidad de recargar o abastecer de energía dicho aparato durante mucho tiempo. Por estos motivos, lo más recomendable sería disponer de una ruta de huida impresa en papel y plastificada, bien guardada entre nuestro equipamiento de emergencia y protegida de las posibles inclemencias del tiempo.

Para elaborar un mapa que pueda sernos de utilidad, debemos anticiparnos a los posibles y trágicos sucesos futuros y hacer uso de la tecnología presente. Gracias a Internet, tenemos a nuestro alcance multitud de herramientas que nos permitirán realizar esta tarea con éxito, así como encontrar información que pueda servirnos de utilidad para el día de mañana. Puesto que cada persona es diferente y cada uno de los mapas resultará ser una ruta de huida personalizada para cada persona o familia, a continuación veremos las pautas básicas que nos permitirán crear un mapa de la zona donde nos encontramos con los posibles objetivos sensibles a un ataque y las zonas de peligro a evitar.

1. El mapa de nuestro plan de huida

Como hemos visto, después de cualquier evento apocalíptico que pueda ocurrir en un futuro y del que tengamos la posibilidad de sobrevivir, la mejor manera de desplazarnos será mediante el uso de bicicletas. Por ello, deberíamos hacer uso de un mapa a escala que abarque una distancia aproximada de unos 200-250 kilómetros desde el punto de nuestra actual ubicación hasta el punto más seguro que podamos trazar, una vez delimitadas las zonas a evitar. Esta distancia es la más recomendable en caso de múltiples focos de peligro y nos permitirá desplazarnos hacia el punto seguro haciendo uso de bicicletas en un plazo máximo de unos 2, 3 o 4 días, dependiendo del número de personas a evacuar y de las condiciones físicas y/o ambientales, entre otros diversos factores.

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Para preparar nuestro mapa de huida, podemos hacer uso de guías cartográficas, atlas, mapas de carretera actualizados o de las diversas herramientas disponibles en Internet, siendo la más recomendable y fácil de utilizar la de Google Maps. Mediante esta última herramienta, ajustaremos el alcance del mapa hasta la escala más apropiada y centraremos el mapa en el punto de origen o de nuestra ubicación actual, siempre dejando al margen zonas que no sean realmente necesarias, como por ejemplo las zonas ocupadas por el mar o el océano. Una vez tengamos el mapa perfectamente situado, lo imprimiremos en papel para poder continuar preparando nuestro plan de huida personalizado.

2. Las zonas o puntos calientes a evitar

Como ya sabemos, ante un apocalíptico ataque nuclear dirigido contra nuestra nación, existen una serie de objetivos principales que debemos evitar a toda costa. Del mismo modo, en caso de vivir algún tipo de catástrofe natural sin precedentes, como un gran terremoto, la erupción de un volcán o la caída de un meteorito o similar, la zona del impacto, el epicentro del terremoto o el lugar de erupción del volcán deberían ser considerados como objetivos principales a evitar en nuestro supuesto mapa de huida, así como las zonas cercanas más sensibles a sufrir algún tipo de daño derivado del catastrófico evento.

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Con nuestro mapa a escala impreso en papel y con ayuda de una regla y un lápiz, bolígrafo o compás, deberíamos marcar los puntos calientes a tener en cuenta en nuestra propia guía personal de supervivencia. Gracias a la regla que debe marcar la escala de nuestro mapa, procederemos a marcar los puntos estratégicos vistos anteriormente y más probables de sufrir un ataque nuclear, tales como grandes ciudades o núcleos urbanos de importancia, centrales nucleares y/o hidroeléctricas, instalaciones civiles importantes, cuarteles del ejército, puertos, aeropuertos, etc. Por nuestra propia seguridad y ante la imposibilidad de predecir con acierto las características armamentísticas de un ataque enemigo, deberíamos establecer un área de peligro de alrededor de unos 30 kilómetros a la redonda desde el centro de cada objetivo que marquemos en el mapa, dibujando un círculo a escala en nuestro mapa que delimite las zonas a evitar.

3. Las vías de escape hacia zonas seguras

Dada la extraordinaria naturaleza de nuestro mapa y dada su importancia llegado el hipotético momento decisivo de utilizarlo, debemos ser extremadamente concienzudos en su elaboración. En la Red, en las bibliotecas públicas, en los diferentes medios de comunicación e incluso en diversos centros administrativos de nuestra población, disponemos de la información necesaria que nos permitirá marcar con acierto y de forma detallada cada uno de los posibles puntos calientes a evitar durante nuestra ruta hacia la supervivencia. Deberíamos tener presente que, ante un evento apocalíptico global, cualquier descuido o desinformación por nuestra parte a la hora de trazar una ruta de huida segura podría tener trágicas consecuencias.

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Si hemos sido concienzudos/as, dispondremos de un mapa a escala de la zona dónde vivimos, con una superficie impresa que abarcará entre unos 200 y 250 kilómetros desde nuestra ubicación actual, y repleto de círculos dibujados a escala por nosotros/as que señalarán los posibles puntos calientes que deberemos evitar a toda costa en caso de huida. Gracias a este pintoresco mapa, tendremos a nuestra disposición una excelente guía visual que nos permitirá trazar una o varias rutas seguras hacia puntos libres de peligro de nuestro mapa, fácilmente reconocibles y cuyas características ideales veremos a continuación.

El plan de huida: ¿Cómo elegir una zona segura de supervivencia?

A la hora de trazar una supuesta guía de escape que nos permita sobrevivir a los efectos de un acontecimiento apocalíptico sin precedentes, resultará fundamental conocer los lugares más aconsejables hacia los que dirigirnos que puedan garantizar unas mínimas condiciones de supervivencia ante los devastadores efectos que se originen en las áreas circundantes. Existen una serie de normas y consejos que podremos hacer efectivos y que nos permitirán finalizar nuestra huida con ciertas garantías de éxito. Del mismo modo, también existen ciertos lugares o puntos de destino seguros que, con un poco de suerte, serán los más adecuados para sobrevivir los días posteriores a un evento apocalíptico mundial.

Como norma general, los lugares seguros que tendrían una mayor probabilidad de asegurar nuestra supervivencia y la de nuestros acompañantes serían casas rurales, cuevas o instalaciones civiles alejadas de núcleos urbanos y situadas en zonas de montaña o alta montaña. El lugar ideal y realmente seguro sería una casa rural aislada de muros gruesos y situada en la montaña, alejada de núcleos urbanos, con terreno cultivable y de caza, con una fuente próxima de agua y con medios eléctricos autónomos. En el extremo contrario, los peores lugares en los que podríamos permanecer serían ciudades y urbanizaciones, ya que podrían ser atacadas en cualquier momento y los suministros de agua, luz y alimentos no estarían garantizados.

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Conociendo los lugares más seguros que debemos buscar y haciendo uso del mapa que anteriormente hemos creado, ya podemos trazar una ruta hacia algún punto seguro de destino. Para ello, podemos hacer uso nuevamente de herramientas como Google Maps o de aparatos GPS, que nos permitirán aumentar el detalle de las rutas a seguir y marcar un itinerario a través de las zonas menos afectadas o libres de peligro, siempre teniendo como punto de destino final algún lugar similar a los que hemos visto anteriormente. Por supuesto, cualquier ruta y mapa que realicemos tendría que tener un formato físico final, es decir, estar impreso en papel y a ser posible plastificado, para poder tenerlo siempre disponible sin depender de ningún tipo de medio eléctrico.

Como apunte final, a la hora de desplazarnos hacia una zona más segura ante un evento apocalíptico de nivel global, debemos seguir una serie de normas y consejos que nos facilitarán una mayor probabilidad de llegar a nuestro punto de destino con éxito:

  • Trazar una ruta ideada para poder ser seguida en bicicleta y, en caso de problemas, caminando.
  • Evitar rutas que atraviesen carreteras, autopistas o núcleos urbanos.
  • Evitar rutas que representen una gran dificultad para personas no preparadas o sin una gran condición física.
  • No trazar una ruta demasiado larga o de más de 250 kilómetros desde el punto de origen al de destino, siempre que sea posible.
  • Anticiparse a posibles problemas y tener una ruta de escape alternativa, así como una ruta hacia otro punto seguro que parta desde el punto de destino al que nos dirijamos.
  • Desconfiar de cualquier grupo de personas, unidades militares o policiales que podamos encontrar durante nuestra ruta.
  • Procurar mantener siempre el sentido común, el orden, la ley y los valores que rigen a cualquier ser humano. Ante un acontecimiento apocalíptico sin precedentes, lo último que necesitaría nuestro planeta son personas de dudosa moral (asesinos, violadores, saqueadores y demás).

Con la información y los consejos descritos en esta tercera parte de esta Guía Básica de Supervivencia para Ciclistas y algo de suerte, podríamos sobrevivir a los principales efectos de un posible evento apocalíptico de repercusión mundial y dirigirnos hacia un lugar que asegure en cierta medida nuestra supervivencia. En el próximo artículo, veremos el equipamiento básico para nuestra bicicleta y para nosotros mismos, esenciales para sobrevivir durante los días siguientes a un hipotético evento apocalíptico mundial, y para poder continuar con una vida que, sin duda, será diferente a todo cuanto habíamos conocido anteriormente.

En breve, la cuarta y última parte de esta guía de supervivencia...

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