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Tres consejos infalibles para mejorar en las subidas

Las ascensos son parte de cualquier ruta en bicicleta. Para afrontarlos con éxito, tres consejos infalibles para mejorar en las subidas.

Muchos ciclistas de montaña tienen por costumbre realizar largos ascensos de importante desnivel en busca de un propósito determinado. Ya sea para disfrutar después de un interminable descenso a toda velocidad, para entrenar las piernas de un modo más efectivo, o simplemente para disfrutar de las vistas de la cima, las subidas son, para la mayoría de amantes del ciclismo, una parte indispensable de cualquier ruta en bicicleta.

Tres consejos infalibles para mejorar en las subidas

¿Cómo mejorar en las subidas?

Afrontar una subida no es sólo cuestión de darle a los pedales mientras agachamos la cabeza como borricos. De hecho, no saber desarrollar correctamente una subida trae consigo un irremediable fracaso, además de riesgo de lesiones y la siempre abrumadora vergüenza de quedar el último ante nuestros infatigables compañeros de grupeta. ¿Se puede mejorar en las subidas sin necesidad de entrenar meses y meses? Por supuesto, aplicando los infalibles consejos que veremos a continuación:

Ritmo suave y constante: A la hora de afrontar un ascenso, debemos mantenernos en un ritmo suave y constante con un desarrollo que siempre nos permita, en un momento dado, bajar un par de piñones para apretar un poco más. Si subimos dándolo todo en los pedales, es más que probable que a mitad del ascenso nuestras piernas cedan ante el esfuerzo y nos hagan tocar suelo. Cuando bajamos de la bicicleta en pleno esfuerzo, el ácido láctico se acumula con mayor rapidez en las fibras musculares, resultando prácticamente imposible volver a pedalear para coronar la cima.

Posición sobre el sillín: Lo más efectivo a la hora de superar una subida es permanecer sentados sobre el sillín, a ser posible lo más cerca de la punta para disfrutar de un mayor apoyo en el manillar y de la máxima eficacia de pedaleo. Si el ascenso es muy prolongado, podemos alternar entre la posición de sentado o de pie, esta última en menor medida pero muy útil para aliviar la presión de nuestras maltratadas posaderas y para evitar que la bicicleta desacelere en los tramos más empinados.

Dividir el ascenso en tramos: La mente humana es una poderosa herramienta, pero también el peor enemigo que podemos encontrar. Mirar hacia delante y sólo ver ascenso y más ascenso puede derrotarnos psicológicamente, siendo necesario un pequeño engaño mental. ¿El truco? Dividir el ascenso en tramos imaginarios no demasiado largos, e ir fijando nuestra meta en el final de cada uno de estos tramos. Al dividir la subida en diferentes secciones, mentalmente resulta más fácil y se tiene incluso la sensación de que el ascenso va más rápido.

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