El ingenio humano, así como su maldad, no tiene límites. Las trampas para ciclistas, normalmente ocultas en los senderos de montes de media España bajo la forma de clavos semienterrados o cables cruzados de árbol a árbol, evolucionan con un nuevo objetivo: los ciclistas de carretera. Y es que mientras la DGT pone en marcha distintas medidas para mejorar la seguridad de los ciclistas y concienciar a los conductores, otro(s) individuo(s) actúan de forma paralela arrojando miles de chinchetas en el arcén de la carretera para atentar contra los usuarios de la bicicleta.
Los hechos tuvieron lugar el día 2 de julio de 2017 en la carretera N-634 a la altura del pueblo de Meres, en el concejo asturiano de Siero. Desde primera hora de la mañana, decenas de ciclistas que circulaban por la mencionada carretera vieron interrumpida su ruta al sufrir pinchazos en ambas ruedas, causadas por unas chinchetas que misteriosamente habían ido a parar al arcén. Muchos de los ciclistas afectados, más de un centenar, denunciaron la presencia de las peligrosas puntas metálicas tanto ante la Guardia Civil como a través de las redes sociales.
Los empleados de Conservación de Carreteras que se desplazaron hasta el lugar para la retirada de las chinchetas se vieron sorprendidos por el alto número de las mismas esparcidas por el asfalto. Nada menos que unas 5.000 chinchetas en el tramo comprendido entre el Berrón y Colloto, con el riesgo que ello supone para un ciclista que ya de por sí se juega la vida circulando por el arcén de una carretera.
