La nueva Ritchey Septimer irrumpe en el segmento de las bicicletas de aventura con una propuesta muy particular: un cuadro de carbono ligero equipado con el sistema desmontable Break-Away, diseñado para empaquetar la bici en pocos minutos y viajar a cualquier destino sin depender de maletas voluminosas ni costes añadidos. Concebida para rutas de largo recorrido y terrenos mixtos, esta montura recoge la esencia exploradora que siempre ha acompañado a Tom Ritchey.

Un concepto de bicicleta global para explorar cualquier terreno
El nombre del modelo hace referencia al paso alpino Septimer Pass, situado entre Suiza e Italia. Es un guiño al carácter de la bici: una máquina pensada para moverse con soltura en asfalto, pistas de grava y caminos remotos. El cuadro y la horquilla, ambos de carbono, se combinan con la arquitectura Break-Away, un mecanismo patentado que permite dividir la estructura en dos secciones para guardarla en una maleta de viaje incluida con la bicicleta.

La propuesta busca simplificar la vida de las personas que viajan con su bici, algo que siempre ha supuesto un reto logístico. En este caso, la operación de montaje y desmontaje se realiza con herramientas básicas, y el cableado externo facilita el proceso. Una vez en destino, la Septimer queda lista para rodar en pocos minutos.

La estética sobria en negro y blanco se acompaña de un peso competitivo (1.360 gramos el cuadro en talla L y 440 gramos la horquilla sin cortar), detalles que la sitúan como una opción interesante para ciclistas que requieren una bici resistente pero adecuada para rodar largas jornadas.

En su diseño destacan los múltiples anclajes distribuidos por el cuadro y la horquilla, pensados para montar portabultos, guardabarros, bolsas superiores y portabidones. Esto abre la puerta a travesías autosuficientes, viajes en bicicleta y rutas de Gravel prolongadas.

Otro punto relevante es su compatibilidad con neumáticos de hasta 700x48c, una medida que amplía el rango de uso para afrontar tramos de tierra exigentes. El paso de rueda de 60 mm en el cuadro y la horquilla garantiza espacio suficiente incluso en condiciones de barro moderado.
La geometría se apoya en una horquilla Ritchey Carbon Adventure con soportes adicionales y una capacidad de carga de hasta 3 kg por lado. El tubo de dirección recto de 1 1/8" y el rake de 50 mm mantienen un comportamiento estable y predecible.

En el apartado de transmisión, la Septimer admite configuraciones 1x y 2x, con opciones comprendidas entre platos de 36 a 46 dientes en monoplato o combinaciones dobles de 46/30 a 50/34. El pedalier roscado BSA de 68 mm busca asegurar fiabilidad y mantenimiento sencillo, algo clave en viajes largos.
La bicicleta incluye puntera reemplazable, soporte desmontable para desviador delantero y compatibilidad con grupos mecánicos y electrónicos. Para Shimano Di2, incorpora guía interna para los sistemas semi-inalámbricos EW-SD300 de 12 velocidades.

Los frenos son de anclaje flat-mount, compatibles con discos de 140 mm o 160 mm mediante adaptadores. El cableado externo para la línea hidráulica simplifica el desmontaje y viaje, aunque conviene seguir las recomendaciones del fabricante si se transporta la bici en avión.
Por su parte, la horquilla utiliza un eje pasante de 12 mm y un espaciado delantero de 100 mm, mientras que la parte trasera ofrece 142 mm, también con eje incluido. Todo ello se orienta a un estándar moderno y sencillo de mantener lejos de casa.
Uno de los aspectos más destacados es el estuche de transporte específico, con unas dimensiones pensadas para no superar los límites de equipaje habituales en aerolíneas. Con la bicicleta desmontada, las ruedas y el cuadro caben en su interior sin necesidad de dividir más componentes de lo necesario.

Disponible en tallas de la S a la XL, la Ritchey Septimer llega al mercado europeo con un precio de 3.455,70 €, situándose como una opción de gama alta enfocada a ciclistas que priorizan la aventura y la capacidad de viajar sin complicaciones.