RockShox sigue apostando por el segmento del gravel con el lanzamiento de la nueva Rudy XL, una horquilla que redefine los límites de esta modalidad. Tras dos años de desarrollo, llega con un objetivo claro: ofrecer más comodidad y control en los terrenos más exigentes, sin perder eficiencia sobre el asfalto.

Más recorrido, mayor control y compatibilidad para neumáticos anchos
La Rudy XL destaca por incorporar un recorrido ajustable de 50 o 60 mm, superando el estándar habitual de los 40 mm presentes en la mayoría de horquillas de gravel. A esto se suma un paso de rueda optimizado para neumáticos de hasta 2.25 pulgadas y un chasis reforzado que aporta la rigidez necesaria para afrontar pistas técnicas y senderos que rozan el terreno del XC.

Uno de los puntos clave de esta nueva horquilla es la integración del cartucho Charger Race Day 2, heredado del mundo del XC. Este sistema mantiene la horquilla firme en los tramos rápidos y aporta control en superficies impredecibles, reduciendo la fatiga y mejorando la precisión en la conducción.

RockShox presenta dos configuraciones para la Rudy XL. La versión Ultimate equipa el amortiguador Charger Race Day 2 con bloqueo sólido, además de un acabado en colores Electric Red o Gloss Black, con un precio recomendado de 1.010 €. La versión base incluye un cartucho con ajuste de rebote y mantiene el muelle Solo Air optimizado para recorridos cortos. Ambas comparten desplazamiento de 45 mm y compatibilidad con cubiertas de hasta 29x2.25 pulgadas.

En cuanto a la instalación, la Rudy XL está diseñada para cuadros específicos de gravel con suspensión, con tubo de dirección cónico de 1.5 a 1 1/8”. También incorpora anclajes para un guardabarros RockShox específico (opcional, 25 €), que se integra de manera limpia en el conjunto. Con esta horquilla, RockShox amplía la gama Rudy y envía un mensaje claro: el gravel no tiene un techo definido.