GripGrab propone una solución práctica para las personas que entrenan durante el invierno: los guantes Ride Lobster. Este modelo combina aislamiento térmico, protección frente al viento y una distribución de dedos pensada para mantener la destreza en la bicicleta incluso cuando el termómetro cae en picado.

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Un diseño tipo 'Lobster' para frenar y cambiar sin perder sensibilidad
El uso de guantes voluminosos suele traducirse en una pérdida notable de control sobre las manetas. Para evitarlo, GripGrab adopta la estructura Lobster, en la que el dedo índice queda separado del resto para mejorar la interacción con frenos y cambios. El resultado es un equilibrio interesante entre calor y capacidad de manejo tanto en rutas de carretera como en salidas de MTB.

La construcción exterior en Softshell cortavientos y transpirable aporta la barrera necesaria contra el frío. A ello se suma un aislamiento interno reforzado con forro de vellón, que retiene el calor sin comprometer la evacuación del sudor en esfuerzos prolongados. El fabricante destaca que el 90% del material Softshell procede de contenido reciclado, un detalle alineado con las tendencias actuales de producción responsable.

En la palma y las yemas se incorpora una impresión de silicona que incrementa la adherencia al manillar. Esta característica cobra especial relevancia cuando llueve o la ruta incluye zonas húmedas. La combinación de acolchado y agarre estable favorece que los ciclistas que entrenan durante la temporada invernal mantengan la comodidad durante varias horas.

La membrana con nivel de transpirabilidad 15k y el tratamiento hidrófugo duradero completan un conjunto preparado para jornadas de viento, humedad o cambios bruscos de temperatura. Además, la disponibilidad de tallas entre la XS y la XXL facilita que cada usuario encuentre el ajuste más adecuado para su tipo de mano.

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Con un precio recomendado de 59,95 €, los Ride Lobster se presentan como una herramienta eficaz para seguir pedaleando en invierno sin sacrificar sensibilidad ni control del manillar y, lo más importante, para decir adiós de una vez por todas a la molesta sensación de manos congeladas.