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Los tres pasos a seguir para limpiar el casco de ciclismo y dejarlo como recién salido de la tienda

El casco requiere de un mínimo de cuidados para ofrecer la mejor protección durante toda su vida útil, siendo lo más importante una buena limpieza cada vez que sea necesario.

El casco es y debe ser el elemento imprescindible que no puede faltar en la cabeza de cualquier ciclista, ya que de él depende la protección de la cabeza. Como cualquier otro equipamiento, el casco requiere de un mínimo de cuidados para ofrecer la mejor protección durante toda su vida útil, siendo lo más importante una buena limpieza cada vez que sea necesario.

Los tres pasos a seguir para limpiar el casco de ciclismo y dejarlo como recién salido de la tienda
Casco de MTB. Imagen: Alexander Fox / Pixabay

Cómo limpiar un casco de ciclismo

Limpiar un casco es muy sencillo y solo requiere de un mínimo de atención y mimo por parte de su propietario. Para llevar a cabo una limpieza en profundidad, basta con tener a mano un paño limpio de microfibra o de algodón, un jabón neutro y agua templada.

El primer paso es quitar todos los accesorios externos e internos que estén instalados en el casco y se puedan desmontar, tales como la visera y otros elementos como luces o soportes para cámaras. Para limpiar las almohadillas internas, también es necesario retirarlas y, de paso, revisar su estado por si fuera necesario considerar el reemplazo de las mismas.

El segundo paso es ponerse manos a la obra y proceder con la limpieza del acolchado interno del casco. Para ello, hay que lavar cuidadosamente cada almohadilla con agua y jabón masajeando las mismas en la solución para eliminar el sudor y los olores.

Después se enjuaga cada pieza suavemente bajo agua para quitar la solución de limpieza y por último hay que exprimir cada pieza para eliminar el exceso de agua y dejarlas secar al aire libre fuera de la luz solar directa.

El tercer y último paso es proceder a la limpieza del casco, remojando un paño limpio en la solución de limpieza de forma que quede húmedo pero sin llegar a gotear. Hay que limpiar suavemente el exterior e interior del casco para eliminar la suciedad y la mugre, así como las correas, frotándolas con el paño hasta eliminar los restos de suciedad.

Una vez que el casco y los elementos desmontados estén secos, ya se puede volver a montar todo para disfrutar de un casco recién limpio que volverá a dar gusto ponerse en la cabeza. El número de veces que hay que limpiar el casco depende del uso de cada usuario, aunque como norma general, debería hacerse al menos una vez a la semana.

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