El consumo de bebidas energéticas se ha convertido en una práctica habitual entre los jóvenes españoles, atraídos por las promesas de mayor energía, concentración y rendimiento físico. Marcas como Red Bull, Monster y Burn lideran este segmento del mercado, presentándose como alternativas rápidas y accesibles a otras fuentes tradicionales de cafeína, como el café. Sin embargo, ¿somos realmente conscientes de la cantidad de cafeína y azúcar que ingerimos con cada lata?

Una sobredosis de azúcar aderezada con cafeína
El principal reclamo de estas bebidas es su capacidad para ofrecer un estímulo inmediato, efecto que se consigue principalmente gracias a la cafeína y al alto contenido en azúcares simples. Aunque el marketing suele destacar otros ingredientes como la taurina, el ginseng, la guaraná o las vitaminas del grupo B, es la cafeína el componente protagonista por sus efectos sobre el sistema nervioso central.
Para contextualizar estas cifras, conviene recordar que una taza de café solo (unos 60 ml) aporta aproximadamente 80 mg de cafeína, mientras que una taza de café de filtro de 200 ml contiene cerca de 90 mg. En el caso del café americano, el volumen estándar de 365 ml proporciona en torno a 154 mg. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la cantidad diaria de cafeína considerada segura para un adulto no debería superar los 200 mg.
Una lata de Red Bull de 250 ml contiene 80 mg de cafeína, lo que equivale a una taza de café solo. Además, aporta más de 25 gramos de azúcar, es decir, más de la cantidad diaria máxima recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para un adulto, que establece el límite en 25 gramos para minimizar riesgos asociados a enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
Por su parte, una lata de Monster Energy de 500 ml alcanza los 160 mg de cafeína, equivalente a dos tazas de café de filtro, mientras que la cantidad de azúcar se eleva hasta los 60 gramos. Esta cifra representa el doble del máximo diario aconsejado y supone la ingesta de unos 15 terrones de azúcar en una sola bebida.
En el caso de Burn Original, el contenido es aún mayor. Una lata de 500 ml contiene también 160 mg de cafeína, situándose a la par que Monster en cuanto a la dosis de este estimulante, pero con un aporte de azúcar que asciende a 75 gramos, aproximadamente 18 terrones. Esta cantidad triplica las recomendaciones de la OMS, lo que convierte a esta bebida en una fuente especialmente elevada de azúcares añadidos.
Este escenario resulta especialmente preocupante si se tiene en cuenta que el perfil mayoritario de consumidores de bebidas energéticas en España corresponde a adolescentes y jóvenes de entre 14 y 18 años, un grupo para el cual las cantidades seguras de cafeína y azúcar son incluso más bajas que las establecidas para la población adulta. A pesar de ello, el café tradicional no figura entre sus opciones preferidas, mientras que las bebidas energéticas son consumidas de forma habitual, a menudo sin conocer las consecuencias potenciales de este consumo excesivo.
El exceso de cafeína puede provocar insomnio, nerviosismo, irritabilidad, taquicardias y, en casos graves, arritmias. Por otro lado, una elevada ingesta de azúcar está directamente relacionada con la aparición de obesidad, diabetes tipo 2, caries y enfermedades cardiovasculares. A pesar de la creciente preocupación de las autoridades sanitarias, la venta de estas bebidas continúa siendo libre en supermercados y otros comercios.