Mecánica

Lo que la industria no dice: cuatro consejos a tener en cuenta antes de comprar una bicicleta con ruedas Boost

El estándar Boost se ha extendido como la pólvora en la industria de las bicicletas por sus ventajas, pero no todas las bicis son tan buenas como parecen.

Allá por el año 2015, las primeras bicicletas bajo un nuevo estándar denominado Boost irrumpían en el mercado de la mano de Trek en colaboración con SRAM. Tres temporadas después, dicho estándar se ha extendido como la pólvora en la industria de la bicicleta, convirtiéndose prácticamente en una norma de obligada presencia en la mayoría de modelos de última generación. ¿Qué es el estándar Boost? ¿Qué ventajas ofrece? ¿Hay problemas con dicho estándar que nadie se atreve a contar?

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El estándar Boost

La adopción de nuevos estándares por parte de la industria ciclista va irremediablemente ligada al proceso de evolución de las bicicletas. Los departamentos de I+D de las grandes empresas del sector trabajan día a día para conseguir mejorar numerosos aspectos de las bicis y de los componentes que las forman, dando lugar a la aparición de nuevas tecnologías que, con el paso del tiempo y dependiendo de las ventajas aportadas, terminan convirtiéndose en un estándar aceptado y adoptado por el resto de firmas.

El estándar Boost, creado por SRAM en colaboración con el fabricante de bicicletas Trek, nació con el propósito de dotar de una mayor resistencia a la torsión a las ruedas de 29 pulgadas, situando un buje más ancho tanto delante (110 milímetros) como detrás (148 milímetros) para optimizar el ángulo de los radios y con ello conseguir unos niveles de rigidez muy similares a los presentes en las ruedas de 26 pulgadas, además de ofrecer un paso de rueda más ancho y la posibilidad de acortar la longitud de las vainas del cuadro hasta medidas nunca antes vistas.

Explicado de forma sencilla, el estándar Boost es, básicamente, la evolución de los ejes pasantes para bicicletas de montaña. Antiguamente, la gran mayoría de bicicletas montaba ruedas de 26 pulgadas con ejes QR, de 9x100 milímetros delante y de 10x135 milímetros detrás. Con la irrupción de las 29 pulgadas, estos ejes evolucionaron hasta los denominados pasantes, de 15x100 milímetros delante y de 12x142 milímetros detrás, con algunas variaciones de mayor diámetro para bicicletas de DH y Freeride. La cadena evolutiva se cierra (por el momento) con los ejes Boost, de 15x110 milímetros delante y de 12x148 milímetros detrás como configuración más habitual.

Lo que nadie cuenta del estándar Boost

Como toda evolución, la adopción del estándar Boost por parte de muchos fabricantes no está siendo un camino de rosas, puesto que para montar ejes de rueda más anchos se hace necesario revisar toda una serie de características tanto en lo referente al cuadro como a su geometría y a los componentes directamente afectados por dichos cambios. A estas modificaciones hay que sumar la feroz competencia de un mercado en el que cada año es prácticamente una obligación presentar novedades para la gran mayoría de marcas, obviamente cuanto antes mejor y, a poder ser, anticipándose a la competencia. En este escenario tan hostil, el lanzamiento de bicicletas diseñadas a prisa y corriendo es más habitual de lo deseable y da lugar a productos no del todo satisfactorios para el cliente final.

¿Es el estándar Boost una simple estrategia de marketing? No, realmente se trata de una tecnología diseñada para mejorar la rigidez de las ruedas de 29 pulgadas, y cumple con su propósito a la perfección. El problema está en que no todos los fabricantes han sido capaces de adaptar dicha tecnología a su calendario de lanzamientos, llevando a las tiendas bicicletas que, o bien no están correctamente diseñadas, o bien no incluyen todos los componentes compatibles con dicho estándar. ¿Por qué? Porque la presión ejercida por la competencia es brutal, y ninguna marca quiere perder su porcentaje de ventas en favor de otro fabricante más avispado.

Aunque se trata de un secreto a voces, sobre todo entre los profesionales dedicados a la industria de las bicicletas, resulta muy difícil encontrar un tendero, marca o medio especializado que informe acerca de algunos de los problemas que un usuario puede encontrar si decide comprar una bicicleta Boost de algún determinado modelo o fabricante, puesto que en la mayoría de casos va en contra de los intereses propios de cada cual. En TodoMountainBike no vamos a mencionar nombres de marcas ni modelos para no dañar la imagen de nadie, pero sí vamos a poner a disposición pública cuatro recomendaciones a seguir antes de comprar una bicicleta con ruedas Boost:

  • 1. Comprobar la distancia entre la biela derecha y la vaina de transmisión: se trata de la forma más sencilla de verificar que el cuadro de la bicicleta está diseñado para el estándar Boost, no adaptado al mismo. Aunque resulte increíble, en la actualidad se pueden encontrar determinados modelos de determinadas marcas en los que la biela derecha, situada en paralelo a la vaina de transmisión, apenas queda separada un par de milímetros, y eso sin tener en cuenta la posibilidad de montar protectores de vaina o de biela.
  • 2. Comprobar la distancia entre el pie y la vaina de transmisión: una de las ventajas del estándar Boost es que ofrece a los fabricantes la posibilidad de acortar las vainas, por otro lado una de las tendencias geométricas más en boga. Aunque unas vainas más cortas mejoran tanto la tracción trasera como la transmisión de la fuerza ejercida en los pedales, no hay que olvidar que un eje trasero más ancho combinado con una vaina más corta da como resultado una menor distancia libre para el pie y, dependiendo del diseño del cuadro, puede convertirse en un gran problema para algún que otro ciclista con zapatillas de talla grande.
  • 3. Comprobar que la transmisión es compatible con el estándar Boost: un buje trasero más ancho modifica la línea de cadena, que pasa a moverse 3 milímetros hacia el exterior. Esta modificación requiere el montaje de bielas con arañas o diseños específicos para el estándar Boost y, aunque nuevamente resulte increíble, es posible encontrar en tiendas modelos de última generación con ruedas Boost y bielas convencionales, probablemente montadas por el fabricante aprovechando el stock de la temporada anterior. No es el caso más habitual, pero como dicen en Galicia, haberlas, haylas.
  • 4. Comprobar que las dos ruedas son Boost: una bicicleta anunciada como Boost debería tener ambas ruedas con el mismo estándar, no solo la trasera. Se dan casos, como en el punto anterior, en que determinados modelos de determinadas marcas cuentan con cuadro y rueda trasera Boost y, sin embargo, montan una horquilla con eje pasante de 15x100 milímetros y rueda para dicha configuración, básicamente porque la marca en cuestión está montando modelos aprovechando el stock acumulado de pasadas temporadas.

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