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¿Vale la pena invertir en un medidor de potencia para la bici? Un resumen de sus ventajas e inconvenientes

Los potenciómetros para bicicletas ofrecen unas ventajas indiscutibles para progresar en los entrenamientos, pero también tienen sus pegas.

Disponer de los datos de potencia generados en tiempo real, así como su posterior análisis, es una de las grandes ventajas que ofrecen los potenciómetros para bicicletas. Prácticamente todos los ciclistas profesionales hacen uso de medidores de potencia (sobre todo a la hora de entrenar) para cuantificar, controlar y dosificar en mayor o menor medida los vatios generados sobre los pedales. Sin embargo, no todo es de color de rosa, existiendo también ciertos inconvenientes que vale la pena tener en cuenta.

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Bielas Rotor INPower DM MTB con potenciómetro integrado.

Potenciómetros: ventajas e inconvenientes

En el mercado se pueden encontrar medidores de potencia de todo tipo, tanto para bicicletas de carretera como de montaña, siendo los más extendidos los instalados en el conjunto del pedalier y, en el caso del ciclismo de carretera, también en los pedales. Esta variedad de modelos y la alta precisión que todos ellos ofrecen, con datos de potencia en tiempo real con un margen de error de alrededor del 2% o incluso menos, son dos de las ventajas de su uso.

Otra ventaja de los medidores de potencia es que permiten realizar un entrenamiento por zonas de potencia, mucho más efectivo que el entrenamiento por zonas de frecuencia cardíaca, ya que permite fijar objetivos en base a la potencia generada sobre los pedales sin tener en cuenta otros factores que pueden variar por distintos motivos.

La última ventaja, directamente relacionada con la anterior, es que los potenciómetros pueden cuantificar el rendimiento y mejora física sobre la bicicleta de forma real, no objetiva, y además muchos modelos ofrecen la posibilidad de medir de forma individual la potencia de cada pierna, un aspecto muy útil para detectar descompensaciones entre ambas extremidades y actuar en consecuencia.

Por desgracia, no todo es bueno en el mundo de los potenciómetros. La principal pega de su uso está en el precio. Si bien el empleo de sensores de frecuencia cardíaca ya es una posibilidad accesible para cualquiera sin tener que realizar una inversión importante, no sucede lo mismo con los medidores de potencia. Montar un potenciómetro en la bicicleta supone un coste muy elevado para la mayoría de bolsillos de los aficionados al ciclismo.

Debido a su alto precio, otro inconveniente es que, aún en el caso de que el ciclista pueda permitirse la compra de un potenciómetro, tendrá que tener en cuenta que solo podrá aprovecharlo en una única bicicleta (a excepción de los pedales con medidor integrado). Montar un potenciómetro en dos o más bicicletas está fuera del alcance de cualquier aficionado.

Más allá de una importante inversión, saber interpretar y aprovechar al 100% los datos cuantificados por los medidores de potencia es una tarea bastante complicada que requiere en muchos casos la ayuda de un experto. A este inconveniente se suma otro más, que no es otro que la compatibilidad entre estándares: invertir en un medidor de potencia específico para cierto sistema de pedalier y, a la hora de cambiar de bicicleta con otro sistema diferente, tener que volver a comprar un nuevo potenciómetro compatible.

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