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¿Cuánto hay que beber en un entrenamiento o salida en bici?

Implementar una estrategia de hidratación personalizada no solo mejora el rendimiento sino que también protege la salud a largo plazo.

Cuando se trata de hidratarse adecuadamente durante un entrenamiento o salida en bicicleta, la cantidad de líquido que se necesita puede variar significativamente dependiendo de múltiples factores como la intensidad del ejercicio, las condiciones climáticas, y las características individuales del ciclista. Sin embargo, existen pautas generales y estrategias de hidratación que pueden ayudar a los ciclistas a mantener un rendimiento óptimo y evitar la deshidratación.

¿Cuánto hay que beber en un entrenamiento o salida en bici?
Ciclista hidratándose. Imagen: TodoMountainBike

Factores clave que afectan la hidratación

Para tener una correcta hidratación, hay tres factores clave a considerar. El primero es la intensidad y duración del ejercicio, el segundo las condiciones ambientales existentes y el tercero la propia aclimatación del ciclista.

Cuanto más intensa y prolongada sea la actividad, mayor será la pérdida de fluidos a través del sudor. Un ciclista que realiza un esfuerzo significativo durante más de una hora requerirá una estrategia de hidratación más agresiva que alguien que realiza un paseo ligero.

Las altas temperaturas y la humedad aumentan la pérdida de fluidos. En climas cálidos, el cuerpo suda más para intentar mantener la temperatura corporal, lo que aumenta la necesidad de líquidos. Sin embargo, también es muy importante reseñar que, aunque las temperaturas sean bajas, la pérdida de fluidos sigue estando presente.

Por último, los ciclistas que están bien aclimatados al calor tienden a sudar más eficientemente, lo que puede afectar las tasas de hidratación y, por tanto, requerir una menor cantidad de líquido que otros ciclistas menos acostumbrados a las altas temperaturas.

Pautas de hidratación y equilibrio electrolítico

Teniendo en cuenta los factores anteriormente descritos, hay una serie de pautas generales que todos los ciclistas pueden seguir para asegurarse una correcta hidratación:

  • Antes del ejercicio: La preparación para una salida en bicicleta comienza horas antes de pedalear. Beber aproximadamente 500 ml de agua o una bebida deportiva en las dos horas previas al ejercicio puede proporcionar una base sólida de hidratación.
  • Durante el ejercicio: Los ciclistas deben intentar beber entre 400 y 800 ml de líquido por hora, ajustando esta cantidad en función de su respuesta al ejercicio y las condiciones del día. Es importante beber a intervalos regulares, preferentemente cada 15 a 20 minutos, para mantener la hidratación sin llegar a sentirse excesivamente lleno o incómodo.
  • Después del ejercicio: La rehidratación posentrenamiento es crucial. El objetivo es reponer los líquidos perdidos durante la actividad. Una buena regla general es beber 500-700 ml de líquidos por cada kilo de peso corporal perdido durante el ejercicio.

Además de consumir agua, mantener un equilibrio adecuado de electrolitos es fundamental, especialmente durante ejercicios prolongados o en condiciones de mucho calor. Los electrolitos, incluidos el sodio, el potasio, el calcio y el magnesio, juegan roles esenciales en el cuerpo que son particularmente importantes para los ciclistas.

Los electrolitos ayudan a regular el balance de fluidos en el cuerpo, asegurando que las células no se deshidraten ni retengan demasiado líquido. Esta regulación es vital durante el ejercicio, ya que ayuda a mantener la presión arterial y facilita la hidratación adecuada.

También son esenciales para la conducción de impulsos nerviosos que controlan la contracción muscular y otras funciones neurológicas. Una deficiencia puede resultar en los conocidos calambres musculares, debilidad o, en casos extremos, problemas cardíacos.

Lo más importante a tener en cuenta es que el calcio, el potasio y el sodio son directamente responsables de la contracción y relajación muscular. Durante un entrenamiento o carrera, el equilibrio correcto de estos minerales puede prevenir calambres y mantener un rendimiento muscular óptimo.

Las bebidas deportivas que contienen sodio y potasio pueden ayudar a reponer los electrolitos perdidos en el sudor y prevenir problemas comunes como calambres y pérdida de rendimiento así como otras condiciones más graves como la hiponatremia, que ocurre cuando los niveles de sodio en sangre son anormalmente bajos.

Hidratarse adecuadamente es más un arte que una ciencia exacta, con necesidades que varían de un ciclista a otro. La clave está en escuchar al cuerpo y ajustar la ingesta de líquidos basada en las demandas específicas del entrenamiento y las respuestas del cuerpo. Implementar una estrategia de hidratación personalizada no solo mejora el rendimiento sino que también protege la salud a largo plazo.