Todo ciclista apasionado sabe que una bicicleta cuidada correctamente puede durar muchos años en perfecto estado. Sin embargo, existen prácticas frecuentes que pueden reducir significativamente su vida útil, incluso sin que el ciclista se de cuenta de ello. A continuación, los nueve errores comunes que conviene evitar para mantener la bicicleta en óptimas condiciones durante más tiempo.

Errores comunes en el cuidado de la bici
Uno de los fallos más habituales es lavar la bicicleta con agua a alta presión. Aunque parezca la forma más eficiente de eliminar barro y suciedad, este método puede penetrar en los rodamientos y sellos, deteriorando rápidamente sus componentes internos. Lo recomendable es utilizar una manguera con agua suave, acompañada de un detergente específico para bicicletas.
Otro error frecuente es el ajuste incorrecto de los cambios. Cuando el cambio no está perfectamente regulado, aumenta el desgaste de la cadena, los piñones y el desviador trasero, además de dificultar la precisión en el pedaleo. Una puesta a punto regular en talleres especializados puede evitar este problema.
Ignorar el mantenimiento de la cadena también está entre los errores más comunes. Una cadena sucia o mal lubricada aumenta el rozamiento y provoca un desgaste prematuro del conjunto de transmisión. Limpiar y lubricar la cadena regularmente con productos específicos es fundamental para mantener su eficacia y durabilidad.
La presión incorrecta de los neumáticos es otro factor que compromete la vida útil de la bicicleta. Unos neumáticos demasiado inflados o poco inflados no solo aumentan el riesgo de pinchazos, sino que además desgastan más rápidamente las cubiertas y afectan negativamente a la seguridad y al confort en la conducción.
El uso de lubricantes inapropiados puede parecer algo sin importancia, pero influye mucho en el rendimiento de la bicicleta. Utilizar aceites demasiado espesos o productos no específicos atrae más suciedad y desgasta rápidamente los componentes mecánicos. Hay que elegir lubricantes diseñados específicamente para bicicletas según las condiciones climatológicas en las que se suele rodar.
Otra práctica perjudicial es dejar la bicicleta expuesta constantemente a las inclemencias del tiempo. La humedad, el sol directo y las temperaturas extremas deterioran la pintura y aceleran la corrosión del cuadro y componentes metálicos. Siempre que sea posible, lo mejor es guardar la bicicleta en un lugar protegido.
Apoyar la bicicleta incorrectamente, especialmente en superficies irregulares o sobre los componentes más delicados, puede provocar daños en piezas clave como el desviador o los discos de freno. Es mejor emplear un soporte adecuado o colocar la bicicleta en una posición segura y equilibrada.
Otro fallo común es descuidar el ajuste y el mantenimiento de los frenos. Frenos desgastados o mal ajustados comprometen la seguridad y aceleran el deterioro de discos y pastillas. Revisar periódicamente su estado y cambiarlos siempre que sea necesario es una tarea obligada.
Finalmente, sobrecargar la bicicleta más allá del peso recomendado es un error que puede provocar daños estructurales importantes, sobre todo en componentes como el cuadro, horquilla y ruedas. Lo mejor es respetar siempre los límites establecidos por el fabricante para prolongar la vida útil y garantizar la seguridad.