Mecánica

Los 9 ruidos más molestos de una bicicleta y qué hay detrás de ellos

Mantener la bicicleta silenciosa no es solo cuestión de comodidad: también es una forma eficaz de detectar a tiempo fallos mecánicos que, si se ignoran, pueden acabar en averías costosas o incluso peligrosas.

Quienes pedalean con frecuencia saben que una bicicleta silenciosa es sinónimo de eficiencia. Pero cuando empiezan a aparecer ruidos extraños, no solo resulta incómodo, sino que puede ser la señal de que algo no va bien. Identificar el origen de estos sonidos es clave para mantener el buen estado del conjunto y evitar averías mayores. A continuación, repasamos los nueve ruidos más molestos que puede hacer una bici y lo que significan realmente.

Ciclista ajustando bicicleta. Imagen: TodoMountainBike
Ciclista ajustando bicicleta. Imagen: TodoMountainBike

Los ruidos más comunes en una bicicleta

Crujidos al pedalear. Uno de los sonidos más comunes y frustrantes. Suele deberse a un eje de pedalier mal apretado, una biela floja o rodamientos desgastados. También puede generarlo la interfaz entre el pedal y la biela si no está bien lubricada. Un desmontaje, limpieza y reapriete con grasa suele solucionar el problema.

Chirrido metálico al frenar. En bicis con frenos de disco, este sonido suele surgir por contaminación en las pastillas (aceite, barro, etc.) o por una mala alineación de la pinza. Si son frenos de zapata, puede que las gomas estén cristalizadas o mal posicionadas. En ambos casos, conviene revisar el estado de los componentes y limpiarlos o sustituirlos.

Clic repetitivo en cada vuelta del pedal. Un clic constante al girar los pedales puede deberse a la cadena, a una corona desgastada o a un eslabón rígido. También puede originarse en la caja de pedalier si hay holgura. Un mantenimiento periódico del tren de transmisión reduce estas molestias.

Chasquido al cambiar de marcha. Este sonido indica normalmente una mala tensión en los cables del cambio o un desviador desajustado. Es importante revisar los topes del cambio y comprobar si el cableado está limpio y en buen estado. Un ajuste fino mejora la precisión del cambio y elimina el ruido.

Traqueteo en los descensos. Suele estar provocado por herramientas sueltas dentro del cuadro o accesorios mal fijados (bidones, portabultos, bolsas…). También puede ser el propio amortiguador si ha perdido presión o necesita mantenimiento. Conviene asegurarse de que todo esté bien sujeto antes de cada salida.

Rechinido en la dirección. Un sonido grave al girar el manillar suele ser signo de rodamientos de dirección secos o sucios. El desmontaje de la potencia, limpieza y engrase de la dirección puede eliminar el ruido. También hay que comprobar que no haya juego en el conjunto.

Ruido al rodar en llano. Un zumbido constante puede venir de los bujes, especialmente si los rodamientos están sucios o secos. También es común que el origen esté en una rueda mal centrada que genera vibraciones. Revisar los bujes y centrar las ruedas suele ser la solución.

Sonido de traqueteo en los pedales automáticos. Cuando el pedal automático produce ruidos al enganchar o soltar, es probable que haya holgura en la cala o suciedad acumulada. Una limpieza y sustitución de las calas si están desgastadas puede devolver el silencio al pedaleo.

Clic en la tija del sillín. Un clásico. Un clic que aparece con cada pedalada o al cambiar de peso suele tener su origen en la tija o el cierre del sillín. Sacar la tija, limpiarla, aplicar grasa de montaje (o pasta de carbono si procede) y reapretar a par correcto suele acabar con el problema.

Mantener la bicicleta silenciosa no es solo cuestión de comodidad: también es una forma eficaz de detectar a tiempo fallos mecánicos que, si se ignoran, pueden acabar en averías costosas o incluso peligrosas. Escuchar la bici es, en realidad, una forma de cuidarla.