El ajuste correcto del sillín es fundamental para disfrutar de una experiencia cómoda y eficiente sobre la bicicleta. Sin embargo, muchos ciclistas siguen cometiendo errores al regular este componente, lo que puede traducirse en molestias, lesiones y una pérdida en el rendimiento durante la práctica deportiva.

Claves para el ajuste perfecto del sillín
Conocer los fallos más comunes y cómo corregirlos resulta clave para disfrutar de una mejor experiencia sobre dos ruedas. A continuación se detallan los fallos más habituales en el ajuste del sillín y los métodos más eficaces para corregirlos.
1. Altura inadecuada del sillín
Situar el sillín a una altura incorrecta es una de las equivocaciones más extendidas. Si se coloca demasiado alto, la pierna se sobreextiende al pedalear y pueden aparecer molestias en la parte posterior de la rodilla. En cambio, si está demasiado bajo, la rodilla permanece flexionada en exceso, generando dolor en la parte anterior.
Solución: la referencia más extendida es situar el talón sobre el pedal en el punto más bajo del giro, con la pierna estirada y la pelvis estable. Para una regulación precisa, lo más recomendable es recurrir a un estudio biomecánico especializado.
2. Retroceso del sillín incorrecto
Colocar el sillín demasiado adelantado o retrasado afecta a la biomecánica del pedaleo y a la distribución del peso. Un retroceso excesivo puede provocar sobrecarga lumbar y en las manos, mientras que adelantarlo en exceso repercute en la fatiga del cuádriceps y el riesgo de molestias en la rodilla.
Solución: con las bielas en horizontal, la línea vertical que parte de la rótula debe coincidir con el eje del pedal, siguiendo el conocido método de la plomada.
3. Inclinación del sillín fuera de rango
Un sillín con demasiada inclinación hacia adelante obliga a cambiar de postura constantemente y concentra presión en las manos. Si se inclina hacia atrás, puede causar molestias en la zona perineal y favorecer posiciones poco saludables.
Solución: el sillín debe permanecer prácticamente horizontal. Utilizar un nivel de burbuja es útil para comprobar la alineación y realizar ajustes de uno o dos grados según la necesidad del usuario.
4. Elegir un sillín poco adecuado
No todos los modelos sirven para cualquier ciclista. Escoger un sillín únicamente por su diseño o ligereza, sin considerar la anchura de los isquiones, puede llevar a adormecimientos, dolores e incluso lesiones persistentes.
Solución: seleccionar un sillín adaptado a la anatomía individual, preferentemente tras medir la distancia entre los isquiones y probar distintas opciones de acolchado y formas.
5. No revisar periódicamente el ajuste
El uso intensivo, las vibraciones o posibles caídas pueden alterar la posición del sillín, deteriorando el ajuste inicial y afectando de nuevo a la postura.
Solución: comprobar de forma regular tanto la fijación como la posición del sillín, sobre todo tras rutas exigentes o accidentes.