Ibon Zugasti regresó a Sudáfrica con un objetivo claro: disfrutar y competir en su novena participación en la Absa Cape Epic, una de las pruebas por etapas más exigentes del calendario internacional de MTB. Esta vez, estrenando la categoría Grand Master junto al danés Kare, campeón mundial de gravel y nuevo compañero de equipo en el Orbea Factory Team. Lo que prometía ser una experiencia de alto nivel deportivo se transformó en una historia marcada por la resistencia, el compañerismo y la adversidad.

Desde el inicio, Zugasti mostró una actitud optimista pese a haber superado recientemente un virus. El prólogo fue inmejorable: el dúo Grand Master dominó con claridad, marcando el mejor tiempo de su categoría y evidenciando una compenetración perfecta. Las sensaciones eran buenas, el ritmo alto y la estrategia impecable. Sin embargo, el formato de salida modificado por la organización, que distanciaba a los primeros clasificados de sus rivales directos para evitar interferencias entre categorías, sembró inquietud en Zugasti, al complicar el control táctico sobre sus adversarios.
A pesar de ello, los resultados iniciales fueron contundentes. Victoria tras victoria, el equipo se mantenía líder, con diferencias significativas respecto a sus perseguidores. Pero la Cape Epic no perdona. A medida que avanzaban las etapas, el desgaste físico y las condiciones extremas comenzaron a hacer mella, especialmente en Kare, que en la cuarta etapa se vio gravemente afectado por problemas gastrointestinales y fiebre. Zugasti, consciente de la dureza del recorrido y de la situación de su compañero, intentó sostenerle moral y físicamente, pero finalmente Kare no pudo continuar.
El abandono del danés dejó a Zugasti solo en carrera, fuera de la clasificación por parejas. Aun así, el veterano corredor decidió continuar hasta el final. Las últimas etapas se convirtieron en un ejercicio de tenacidad personal. Acompañado por el apoyo del equipo técnico y del calor del público, fue cruzando línea tras línea de meta, recordando en cada kilómetro lo que representa esta prueba: superación, sufrimiento y pasión por el ciclismo de montaña.
Con su llegada a meta en la última etapa, Ibon completó su novena Cape Epic, una cifra al alcance de pocos. Aunque el podio de Grand Master se esfumó con la retirada de su compañero, el reconocimiento de sus rivales, la afición y la organización fue unánime. En esta edición, más que nunca, la épica estuvo en el espíritu con el que supo afrontar cada contratiempo. Su actuación fue testimonio de lo que representa ser ciclista: entrega, sacrificio y amor incondicional por este deporte.