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Test en túnel de viento con Ibon Zugasti: así cambia la aerodinámica según la postura y el casco

Ibon Zugasti ha visitado The Tube, la instalación aerodinámica de la fábrica de cascos MET en Italia, para medir con datos reales cómo influyen la postura sobre la bicicleta y el tipo de casco.

La eterna duda de muchos ciclistas de carretera ha pasado por el filtro más exigente: un túnel de viento. Ibon Zugasti ha visitado The Tube, la instalación aerodinámica de la fábrica de cascos MET en Italia, para medir con datos reales cómo influyen la postura sobre la bicicleta y el tipo de casco en el consumo de vatios a alta velocidad.

Ibon Zugasti en el túnel de viento. Imagen: Facebook
Ibon Zugasti en el túnel de viento. Imagen: Facebook

Del paseo a la postura de ataque: 40 vatios de regalo solo cambiando la posición

El punto de partida del test fue sencillo: replicar la posición habitual de Zugasti sobre su bicicleta a 50 km/h y, a partir de ahí, ir ajustando postura y casco mientras los ingenieros de MET registraban el coeficiente aerodinámico (CDA) y la potencia necesaria para mantener la misma velocidad.

En una primera tanda, el ciclista vasco se colocó en una postura alta y relativamente relajada, a la que en el propio vídeo se refieren como posición suricato: torso más erguido, mayor frontal expuesto al viento y manos menos agresivas en el manillar. Esa configuración arrojó un CDA aproximado de 0.27, un valor representativo de una postura habitual de muchos aficionados en llano.

Tras varias correcciones guiadas por las líneas de referencia proyectadas en el túnel de viento, Zugasti adoptó una posición más baja y compacta, la llamada postura guepardo. Con el tronco claramente más inclinado y la cabeza mejor alineada con la espalda, el CDA bajó hasta 0.24. La diferencia se tradujo en torno a 40-45 vatios menos necesarios para mantener 50 km/h en la simulación.

El dato es relevante: no se cambió ni el cuadro ni las ruedas, solo la postura. A velocidad de competición, esa diferencia de unos 40 vatios puede marcar el límite entre aguantar en un grupo, responder a un ataque o quedarse cortado en un tramo llano y rápido.

El ensayo también dejó otro mensaje clave para el ciclismo recreativo. A velocidades inferiores, por ejemplo rodando entre 25 y 30 km/h, la ganancia absoluta en vatios se reduce, pero sigue existiendo. Aunque la cifra no sea tan espectacular como a 50 km/h, aprender a adoptar una postura algo más baja y estable ofrece ahorro energético acumulado a lo largo de una salida larga.

Una parte importante de la sesión se dedicó a la repetición y al control de la posición. Los técnicos marcaron líneas de referencia en el túnel para que Zugasti mantuviera la misma altura de cabeza y espalda en cada intento. La comparación de datos solo tiene sentido si la postura es consistente, algo que en carretera resulta mucho más difícil de reproducir sin este tipo de instalaciones.

Además de la posición global del cuerpo, los ingenieros de MET ajustaron detalles que muchos ciclistas pasan por alto, como la altura del casco sobre las cejas o la holgura de las correas. Un casco demasiado alto, descentrado o con las cintas sueltas no solo es menos seguro, también genera más turbulencias y penaliza la aerodinámica.

En cuanto a los cascos, MET puso sobre la mesa tres modelos: un casco ligero y ventilado tipo escalador (M-30), un modelo de corte más aero (Manta) y el nuevo casco específico para contrarreloj y triatlón (Drone 2). En la ya mencionada posición de ir a por el pan, es decir, alta y poco agresiva, las diferencias entre cascos fueron relativamente pequeñas: alrededor de 2 vatios entre el M-30 y el Manta, y unos 4-5 vatios de ventaja para el Drone 2.

Cuando se pasó a la postura agresiva, el escenario cambió. En una posición bien trabajada, el Manta llegó a suponer aproximadamente 3 vatios de mejora frente al M-30, y el casco más aero se mostró claramente superior siempre que la postura del ciclista se adaptaba a la geometría para la que está diseñado. El propio equipo técnico insistió en una idea que suele olvidarse: un casco aerodinámico colocado en una posición incorrecta puede rendir peor que un casco convencional bien ajustado.

Los ingenieros subrayaron además que, para la mayoría de deportistas que ruedan a velocidades medias de entre 25 y 30 km/h, la ventilación debe tener un peso importante en la elección del casco. Un modelo extremadamente cerrado puede ahorrar algún vatio, pero si provoca sobrecalentamiento hará que la cabeza ordene a las piernas levantar el pie del pedal mucho antes de lo previsto. Mantener la temperatura bajo control sigue siendo una parte esencial del rendimiento.

A nivel pedagógico, la sesión también sirvió para explicar de forma sencilla conceptos como el CDA y la relación entre potencia y velocidad, que crece con el aumento de la velocidad. El mensaje final es claro: cuanto más rápido se rueda, más se paga cada pequeño error de postura y mayor impacto tienen los ajustes aerodinámicos, tanto en posición como en material.

Zugasti, que a sus 53 años se define medio en broma como un abuelo de fondo inagotable, convirtió la prueba en una mezcla de divulgación y entretenimiento, pero los datos quedan ahí: la postura sigue siendo la gran palanca de mejora aerodinámica para la mayoría de ciclistas de carretera, por encima incluso del casco, siempre que se elija un modelo adecuado al tipo de uso y se ajuste correctamente.