A mediados del mes de julio de 2018, la Unión Europea acordó la imposición provisional de unos aranceles de entre el 21.8% y el 83.6% sobre el valor de la mercancía para las bicicletas eléctricas procedentes de China. Recientemente, esta medida de carácter transitorio se ha legitimado mediante la aprobación de unos aranceles fijos del 79.3% para la mayoría de exportadores chinos, exceptuando varias empresas específicas que reciben unos aranceles más reducidos.
¿Por qué la UE pone aranceles a las bicicletas eléctricas procedentes de China? Como respuesta a la denuncia presentada por la Asociación Europea de Fabricantes de Bicicletas, que representa más del 25% de la producción de bicicletas eléctricas en el viejo continente, argumentando que existe un perjuicio importante en la industria europea por las prácticas de dumping o competencia desleal por parte de los fabricantes chinos.
Según la Asociación Europea de Fabricantes de Bicicletas, los fabricantes asiáticos venden sus productos demasiado baratos, logrando así importar un mayor número de unidades en el mercado europeo: de 200.000 unidades en 2014 a 700.000 unidades a principios de 2018. Para frenar el crecimiento de las importaciones de bicicletas eléctricas procedentes de China, la Unión Europea ha decidido imponer a la gran mayoría de fabricantes chinos unos aranceles del 79.3% sobre el valor de la mercancía.
Además de la aprobación de estos nuevos aranceles, la UE también ha fijado unos aranceles más reducidos para un numero limitado de empresas chinas. En concreto, el grupo Bodo Vehicle recibe una carga arancelaria del 73.4%; el grupo Yadea Technology del 62.9%; y Giant Bicycles, uno de los más importantes fabricantes de bicicletas a nivel global, del 24.6%.
Los aranceles impuestos por la UE son el resultado del estudio llevado a cabo por la Comisión Europea, un informe que ha logrado destapar que numerosos fabricantes chinos reciben ciertos beneficios del gobierno del país y de otras entidades, tales como préstamos preferenciales, financiación, componentes a costes reducidos, etc. La conclusión de este informe es muy clara: la política de la gran mayoría de exportadores chinos de bicicletas eléctricas es deshacerse de la competencia europea mediante prácticas perjudiciales.
