El Tour de Francia 2025, programado entre el 5 y el 27 de julio, será testigo de la mayor ofensiva hasta la fecha por parte de la Unión Ciclista Internacional (UCI) en materia de controles antidopaje y lucha contra el fraude tecnológico. Con la colaboración de la Agencia Internacional de Controles (ITA), el organismo ciclista pone en marcha una batería de medidas con el objetivo de preservar la integridad de la competición y garantizar la igualdad de condiciones entre todos los participantes.

Controles antidopaje reforzados y tecnología de vanguardia
La ITA, entidad que gestiona desde 2021 el programa antidopaje de la UCI, desplegará un equipo de más de 40 agentes especializados en el Tour de Francia 2025. El plan incluye la realización de alrededor de 350 pruebas fuera de competición en el mes previo al evento, y cerca de 600 controles durante la carrera.
Estas pruebas no se limitarán a los finalistas de etapa o al portador del maillot amarillo: cualquier ciclista podrá ser sometido a un control en cualquier momento, siguiendo un enfoque selectivo fundamentado en el análisis de riesgos y el seguimiento del Pasaporte Biológico del Atleta (ABP).
El laboratorio acreditado por la Agencia Mundial Antidopaje en París será el encargado del análisis de todas las muestras, con un refuerzo en la capacidad de almacenamiento a largo plazo y reanálisis, previendo la aparición de nuevas técnicas de detección en el futuro. Los controles se centrarán especialmente en marcadores esteroideos y endocrinos, con el objetivo de detectar el abuso de sustancias como la hormona de crecimiento humana (hGH).
Además, la ITA está implementando una herramienta de monitorización longitudinal del rendimiento, basada en los datos de potencia de los ciclistas profesionales, que permitirá perfeccionar aún más la estrategia de detección y orientar las investigaciones hacia perfiles sospechosos.
La estrategia antidopaje de 2025 contempla una estrecha colaboración con la Agencia Francesa Antidopaje (AFLD) y las autoridades nacionales, tanto para la recogida de muestras como para el intercambio de inteligencia. El presupuesto destinado a estas operaciones ha experimentado un incremento del 35% en los últimos años, permitiendo ampliar tanto los recursos humanos como el número de muestras almacenadas y reanalizadas.
Durante la pasada edición, la ITA duplicó su personal dedicado a investigaciones ciclistas y estableció un marco operativo que facilita la recopilación de pruebas. Como resultado, se han seleccionado y almacenado un mayor número de muestras para su análisis posterior, consolidando una base de datos que será clave para futuras investigaciones.
Dopaje tecnológico bajo la lupa
En paralelo al programa antidopaje, la UCI implementará un dispositivo sin precedentes para combatir el fraude tecnológico. Se llevarán a cabo inspecciones sistemáticas antes y después de cada una de las 21 etapas del Tour, empleando tecnologías como tabletas magnéticas, escaneos magnetométricos y controles por rayos X para detectar posibles motores ocultos u otros sistemas de propulsión ilegal en las bicicletas.
Estas inspecciones no se limitarán a los ganadores o líderes de la clasificación, sino que incluirán controles aleatorios y a cualquier corredor que despierte sospechas, gracias al trabajo conjunto de los comisarios técnicos y el seguimiento en vídeo durante la carrera. En la pasada edición, el número de controles radiográficos aumentó un 17%, y para 2025 se prevé un crecimiento aún mayor, en consonancia con los objetivos marcados en la Agenda 2030 de la UCI.
La estrategia de detección tecnológica, que abarca toda la temporada, incluye también un programa de recompensas para quienes faciliten información sobre posibles fraudes, subrayando la importancia de la colaboración de todos los implicados en el ciclismo profesional.
Con este despliegue, la UCI y la ITA buscan no solo disuadir cualquier intento de manipulación, sino también garantizar que el Tour de Francia se mantenga como una referencia en transparencia y juego limpio. La colaboración entre organismos, el aumento de los recursos y la aplicación de tecnología avanzada colocan a la edición de 2025 en la vanguardia de la lucha contra el dopaje y el fraude, ofreciendo a los aficionados la seguridad de presenciar una competición regida por la integridad deportiva.