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3 de junio: el Día Mundial de la Bicicleta reivindica su papel clave en la movilidad sostenible

En un contexto marcado por el cambio climático y la congestión urbana, la bicicleta se perfila como un pilar esencial en el camino hacia ciudades más limpias, saludables y habitables.

Desde 2018, el 3 de junio se ha convertido en una fecha señalada para ciclistas de todo el mundo. La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció esta jornada con el propósito de subrayar la importancia de la bicicleta como medio de transporte asequible, accesible y respetuoso con el entorno, además de ser una herramienta eficaz para la mejora de la salud pública.

La iniciativa fue impulsada por el sociólogo Leszek Sibilski y respaldada por más de medio centenar de países, incluido Turkmenistán. Este reconocimiento no fue casual: la bicicleta cuenta con más de dos siglos de historia como vehículo y, a día de hoy, representa una solución real frente a los desafíos que plantea la movilidad urbana en las grandes ciudades.

Parking de bicicletas. Imagen: Freemake / Pixabay
Parking de bicicletas. Imagen: Freemake / Pixabay

Entre los objetivos que fundamentan esta celebración se encuentra la promoción del desarrollo sostenible, la inclusión social, la prevención de enfermedades y la necesidad de infraestructuras urbanas que favorezcan tanto a ciclistas como a peatones. En este sentido, se insiste en la urgencia de diseñar sistemas de transporte seguros e integradores, especialmente para los colectivos más vulnerables.

Durante esta jornada, en numerosos rincones del mundo se organizan actividades que van desde marchas ciclistas hasta charlas informativas y campañas de concienciación sobre la seguridad vial. Estas acciones buscan reforzar el papel activo del ciclismo en el bienestar físico y mental de la población, así como fomentar una movilidad libre de emisiones.

El Día Mundial de la Bicicleta conmemora la relevancia histórica de este medio de transporte e invita a reflexionar sobre su papel en el futuro. En un contexto marcado por el cambio climático y la congestión urbana, la bicicleta se perfila como un pilar esencial en el camino hacia ciudades más limpias, saludables y habitables.