El casco es el elemento de seguridad más trascendental para un ciclista, ya que está destinado a proteger la zona más importante del cuerpo humano: la cabeza. Llevar el casco puesto (y correctamente fijado) puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte en caso de caída o accidente grave, sobre todo cuando el ciclista en cuestión tiende a realizar maniobras arriesgadas o un tanto imprudentes. En el siguiente vídeo, un ejemplo muy claro de cómo un casco salva la vida a un ciclista tras una brutal caída que podría haber terminado de manera trágica.
