La 108ª edición del Tour de Flandes se disputó sobre un recorrido de 270,8 kilómetros de pura épica ciclista donde no faltaron 17 cotas a superar, algunas de ellas adoquinadas, y los famosos tramos llanos de pavés. Fue en este escenario donde Van der Poel se hizo con su tercera victoria en la prueba belga, mostrándose intratable para terminar en solitario con una ventaja de más de 1 minuto sobre el resto de sus rivales.
Mathieu van der Poel volvió a demostrar que, a día de hoy, su nivel está al alcance de muy pocos rivales. El neerlandés del Alpecin-Deceuninck y vigente campeón del mundo de ciclocross y de ciclismo en ruta conquistó el domingo 30 de marzo su tercer Tour de Flandes con una victoria en solitario tras escaparse a unos 45 kilómetros de la meta.
El paso por el Koppenberg fue decisivo para la carrera, ya que convertido en una pista de patinaje por la lluvia que caía, obligó a prácticamente todos los corredores a echar el pie a tierra para completar la subida. Todos excepto Van der Poel, que con un dominio absoluto de la bici, aprovecho para lanzar su ataque final y dejar atrás al pelotón sin ningún miramiento.