La serie Still Loco continúa documentando, con un tono directo y sin artificios, el proceso de recuperación de Adolf Silva tras el grave accidente que cambió su vida. Los capítulos 7 y 8 profundizan en el día a día del deportista catalán, poniendo el foco en la rehabilitación, la adaptación a una nueva rutina y los retos físicos y mentales a corto y medio plazo.

Rehabilitación, adaptación y objetivos realistas
En el séptimo episodio, Silva responde a una serie de preguntas planteadas por sus seguidores, ofreciendo una visión honesta sobre su estado actual. El rider explica que la actitud es un factor clave en todo el proceso, insistiendo en la importancia de mantener una mentalidad positiva para afrontar una recuperación larga y exigente.
El calendario de rehabilitación sigue siendo incierto. Actualmente combina estancias en casa con sesiones diarias en el hospital, una dinámica que se prolongará durante varios meses antes de dar el salto a un centro especializado. El objetivo inmediato no es otro que avanzar paso a paso, evaluando la evolución con el equipo médico y ajustando el trabajo físico en función de las sensaciones.
Las metas a corto plazo están centradas en ganar autonomía. Actividades cotidianas como transferirse de la silla, ducharse o entrar y salir de un coche forman parte del entrenamiento diario. El refuerzo del tren superior, el equilibrio y la activación del core son pilares básicos para lograr una independencia real, un aspecto que Silva define como prioritario dentro de su recuperación.
En cuanto al estado sensorial, el deportista confirma que la situación se mantiene sin cambios desde el primer día, sin sensibilidad ni movimiento desde el pecho hacia abajo. Aun así, evita fijar expectativas irreales y prefiere concentrarse en el trabajo diario, con la vista puesta en ser autosuficiente y recuperar calidad de vida.
El regreso parcial a casa supone un impacto emocional relevante. Volver a ver sus saltos, su taller y su entorno habitual genera sensaciones encontradas, entre la motivación y el respeto ante una nueva etapa que todavía está por consolidarse.
El octavo capítulo adopta un formato más visual y menos discursivo, mostrando fragmentos de sesiones de rehabilitación y momentos cotidianos. En este episodio también se aborda uno de los contratiempos más duros del proceso: una infección urinaria severa que derivó en complicaciones renales y sanguíneas, obligándole a pasar varios días encamado con fiebre alta. Un episodio que evidencia la fragilidad de esta fase y los riesgos asociados a la vida en silla de ruedas.
Superado este bache, Silva celebra el alta hospitalaria tras su ingreso. Volver a dormir en casa y retomar una rutina más estable marca un punto de inflexión, aunque el propio deportista insiste en que el camino es largo y que la rehabilitación seguirá siendo intensa.
Sobre un posible regreso a la bicicleta, el mensaje es prudente. No descarta nada a largo plazo, pero deja claro que ahora mismo el foco está en caminar y recuperar funciones básicas. El Mountain Bike, por el momento, queda en un segundo plano frente a un objetivo mucho más amplio: reconstruir su día a día con la mayor autonomía posible.
La serie Still Loco se consolida como un testimonio sincero dentro del mundo del Mountain Bike, alejándose del espectáculo para centrarse en la realidad de una rehabilitación tras lesión medular. Un relato que conecta con los deportistas que conocen de primera mano la exigencia física y mental del alto nivel, incluso cuando la competición queda lejos.