Femke Van den Driessche, la corredora belga 'pillada' al utilizar un motor oculto en su bicicleta durante el último Campeonato del Mundo de Ciclocross, ha sido sancionada con seis años de suspensión y 20.000 francos suizos (unos 18.200 euros) por el máximo organismo ciclista, la UCI. Además de dichas sanciones y según el comunicado emitido por la UCI, a la corredora le han sido retirados sus títulos de Campeona de Europa y de Bélgica, y deberá asumir el coste del proceso.
La ex-campeona belga de ciclocross decidió apartarse 'voluntariamente' del mundo de la competición y no testificar ante la Unión Ciclista Internacional por el primer caso de dopaje tecnológico detectado en el mundo del ciclismo profesional. Según explicó la propia Femke Van den Driessche: "Después de haberlo meditado junto a mi abogado y mi familia, he decidido detener mi implicación en el proceso que hay abierto contra mí en Aigle (Suiza) ya que he tomado la decisión de poner fin a mi carrera deportiva. Mi absolución es imposible, ya que esa bicicleta estaba en mi zona de material y el caso ya ha sido juzgado por todos. Además, los costes de mi estancia en Suiza son demasiado altos".
A pesar del retiro voluntario de la corredora, Brian Cookson ha celebrado así la resolución del organismo que preside: "Este caso es una gran victoria para la UCI, para los equipos, para los ciclistas y para todos los aficionados que quieren estar seguros de que este tipo de trampas no se volverán a repetir". Tras la sanción y carrera finiquitada de una joven corredora con mucho futuro, las preguntas quedan en el aire: ¿Qué pasa con los responsables que quedan a la sombra de Femke Van den Driessche? ¿Demasiado dinero en juego? ¿Es la corredora la única culpable de desarrollar, instalar y ajustar un avanzado motor en una bicicleta de competición?
