Mathieu van der Poel fue el gran protagonista de la última edición del Infierno del Norte, logrando una cómoda victoria en la famosa prueba de un día para revalidar su título de campeón por segundo año consecutivo y, de paso, establecer algunos récords que quedan para siempre escritos en el libro de historia de la París Roubaix.
El neerlandés doblegó a sus rivales en la prueba reina de las clásicas del pavé a los mandos de una Canyon Aeroad CFR montada para la ocasión con varios componentes destinados a minimizar el impacto de los temidos sectores adoquinados de la carrera.
A diferencia de otras citas de carretera, Van der Poel utilizó en la última edición de la París-Roubaix unos neumáticos Vittoria Corsa Pro en medida 700x32c, con un mayor volumen de aire que las cubiertas más delgadas para absorber mejor las vibraciones del suelo. En cuanto a la presión utilizada, el neerlandés rodó a 3,46 bar (50 PSI), una cifra muy por debajo de lo habitual.
Más allá de las cubiertas, la configuración de la bici de la estrella del Alpecin-Deceuninck no sufrió grandes cambios respecto a otras citas, con el habitual grupo Shimano Dura-Ace Di2 moviendo la transmisión y presente también en los frenos y ruedas de la bici, y el manillar integrado CP0018 Aerocockpit de Canyon refinando las líneas del puesto de mando.
Tampoco faltaron la tija SP0046 Aero también firmada por Canyon, combinada con un sillín Selle Italia Flite Carbonio Superflow. En cuanto a la decoración de la bici, nada extravante, con el blanco como tono principal y el arcoíris de campeón del mundo como detalle principal junto con los logos de la marca alemana.
