En un giro tan inesperado como esperanzador para los entusiastas del ciclismo de montaña, Revel Bikes vuelve a rodar con fuerza tras un breve y desconcertante parón. Apenas unas semanas después de anunciar su cierre, la compañía estadounidense ha sido recomprada por su fundador, Adam Miller, quien retoma las riendas con un mensaje claro: recuperar la esencia que convirtió a la marca en un referente del sector.

Reapertura oficial a partir de junio
La noticia ha generado una oleada de reacciones dentro de la comunidad ciclista. Revel había lanzado tres nuevos modelos justo antes de cesar sus operaciones, una maniobra que ahora adquiere un nuevo significado con el anuncio de su reapertura oficial para el próximo 2 de junio. Desde esa fecha, todos los modelos estarán disponibles nuevamente para su compra, lo que supone una señal inequívoca del regreso de la marca a la actividad comercial con intención de permanencia.
Adam Miller no es un desconocido en el sector. Desde sus inicios en una pequeña tienda de bicicletas en Alaska, su trayectoria ha estado marcada por la innovación y una profunda pasión por el ciclismo. Fundó Revel en 2015 con una filosofía clara: fabricar bicicletas de alta calidad, pensadas para quienes disfrutan de los senderos con exigencia y compromiso. Con apenas seis personas en plantilla, la empresa debutó en 2019 con dos modelos de carbono que rápidamente ganaron prestigio en el segmento del MTB de gama alta.
El éxito inicial atrajo la atención de inversores, y en 2021 Miller vendió la compañía a un fondo de capital privado. La promesa de crecimiento y expansión no se tradujo en una continuidad del espíritu original de la marca, y la desconexión entre gestión e identidad acabó derivando en el cese de operaciones en 2024. Sin embargo, lejos de observar pasivamente el declive de su creación, Miller decidió intervenir y recuperar lo que él mismo define como una misión personal.
La nueva etapa de Revel será, según su fundador, más compacta, eficiente y fiel a los principios que marcaron sus inicios. Con un equipo reducido y una estructura más ágil, la empresa pondrá el foco en la venta directa al consumidor, sin abandonar por completo a los distribuidores, quienes contarán con un programa específico de adquisición de cuadros sin necesidad de grandes pedidos mínimos. Además, se mantendrán tanto la garantía de por vida para los propietarios actuales como el soporte técnico para modelos previos.
Esta decisión estratégica no responde a una búsqueda de volumen de ventas, sino a una voluntad de consolidar una marca orientada al detalle, el servicio personalizado y el diseño de bicicletas que entusiasmen a quienes las montan. Miller ha insistido en que Revel Bikes no pretende crecer por crecer, sino crear un producto del que puedan sentirse orgullosos quienes lo desarrollan y quienes lo utilizan.
El regreso de Revel no solo implica la continuidad de una marca, sino también el retorno de una forma de entender el ciclismo desde la autenticidad, el compromiso técnico y el entusiasmo compartido por los senderos de montaña. Es una buena noticia para quienes creen que las mejores bicicletas no salen únicamente de los números, sino de las manos de quienes aman este deporte.