Lenzerheide será el escenario donde Nino Schurter, considerado el mejor ciclista de montaña de la historia, dispute su última Copa del Mundo. Y lo hará sobre una bicicleta que va más allá de la competición: la Scott Spark RC X N1NO Special Edition, diseñada como homenaje a una carrera deportiva que ha marcado un antes y un después en el XCO.

Una despedida histórica con una bicicleta irrepetible
El cuadro de carbono HMX SL luce un acabado espectacular en blanco y rojo inspirado en los colores de Suiza, con detalles que simulan salpicaduras de pintura en movimiento. Este diseño simboliza la velocidad y la lucha por la victoria, dos constantes en la trayectoria del suizo. Las míticas franjas arcoíris, que Schurter ha defendido como nadie, están presentes en la bicicleta, así como una inscripción en el tubo del sillín que no deja lugar a dudas: Greatest Of All Time.

Uno de los elementos más emotivos es el collage situado sobre el amortiguador trasero, donde se recogen algunos de los momentos más importantes de su carrera. Cada componente ha sido personalizado al máximo, desde las bielas de color rojo con la inscripción Nino y GOAT en cada eslabón de la cadena, hasta los frenos SRAM Motive Ultimate en blanco, decorados con una franja arcoíris tanto en manetas como en pinzas.

Las ruedas Syncros Silverton 1.0s también presentan un guiño al legado de Schurter, con radios en rojo en la trasera y blancos en la delantera, creando un contraste visual único. El montaje incluye además una horquilla RockShox SID Ultimate Flight Attendant de 120 mm, amortiguador RockShox SIDLuxe Flight Attendant, transmisión SRAM BlackBox Eagle Transmission con potenciómetro y cubiertas Maxxis Aspen ST de desarrollo exclusivo.

La tija telescópica RockShox Reverb AXS, el cockpit Syncros Fraser iC SL WC integrado, los pedales HT Leopard M2T custom y el ciclocomputador Garmin Edge 840 completan un conjunto irrepetible, pensado para brillar en la última gran cita del campeón suizo.

Más que una bicicleta, la Scott Spark RC X N1NO Special Edition es un símbolo de despedida, un reconocimiento tangible a la grandeza de un ciclista que ha elevado el Cross Country a otro nivel y que ahora cierra su ciclo competitivo en el lugar que mejor lo representa: rodeado de su gente, en Lenzerheide, y sobre un auténtico tesoro sobre ruedas.