Competición

Qué es el pasaporte biológico de la UCI, el programa de pruebas más invasivo en la historia de cualquier deporte

A diferencia de los controles antidopaje tradicionales, que detectan sustancias específicas en un momento determinado, el pasaporte biológico permite identificar patrones sospechosos a lo largo del tiempo.

En el mundo del ciclismo profesional, la integridad y la justicia son valores fundamentales. Para garantizar una competición justa para todos y combatir el dopaje, la Unión Ciclista Internacional (UCI) implementó el pasaporte biológico, una herramienta muy importante en la lucha contra el uso de sustancias prohibidas. ¿Qué es exactamente el pasaporte biológico y por qué los ciclistas profesionales deben cumplir estrictamente sus normas?

Qué es el pasaporte biológico de la UCI, el programa de pruebas más invasivo en la historia de cualquier deporte
Muestras de sangre. Imagen: Fernando Zhiminaicela / Pixabay

El pasaporte biológico, un registro individual a largo plazo

El pasaporte biológico es un registro individual de ciertos parámetros biológicos de un ciclista. Estos parámetros incluyen principalmente valores sanguíneos y hormonales que, a lo largo del tiempo, pueden revelar el uso de sustancias dopantes o métodos prohibidos que no serían detectados en controles antidopaje convencionales.

Fue introducido por la UCI en 2008 y desde entonces, este sistema ha transformado la vigilancia antidopaje en el ciclismo. El pasaporte biológico se basa en la recogida regular y sistemática de muestras de sangre y orina de los ciclistas a lo largo del año. Estos datos se comparan con los valores individuales previos, creando un perfil biológico detallado y único para cada atleta.

Cualquier desviación anómala en estos parámetros puede indicar el uso de dopaje. Los parámetros monitoreados son el hematocrito y hemoglobina, indicadores clave de manipulación sanguínea; los reticulocitos, que son glóbulos rojos de reciente creación que pueden señalar una regeneración celular anormal; e índices endocrinos, unos valores hormonales que pueden revelar el uso de esteroides u hormonas de crecimiento.

Cumplir con el pasaporte biológico no es opcional; es una obligación estricta para todos los ciclistas profesionales. La UCI ha establecido sanciones severas para quienes no se adhieran a los protocolos, incluyendo suspensiones y descalificaciones. Buena prueba de ello son las sanciones de dos años impuestas a Vlad Dascalu y de cuatro años a Robert Stannard, por citar algunas de las más recientes.

Para cumplir con las normas del pasaporte biológico, los ciclistas registrados deben proporcionar a la Unión Ciclista Internacional información real sobre su ubicación y proporcionar una ventana de una hora para posibles pruebas. Deben enviar un formulario cada trimestre que indique dónde estarán en el siguiente trimestre y deben notificar a la UCI si cambian su paradero en cualquier momento.

No está de más decir que se trata del programa de pruebas más invasivo en la historia de cualquier deporte, pero la UCI considera que esta invasión de la privacidad está justificada, ya que los regímenes antidopaje implementados anteriormente no han podido detectar todas las violaciones de dopaje.

La importancia del pasaporte biológico

A diferencia de los controles antidopaje tradicionales, que detectan sustancias específicas en un momento determinado, el pasaporte biológico permite identificar patrones sospechosos a lo largo del tiempo. Esto dificulta el dopaje intermitente y el uso de nuevas sustancias no detectables por métodos convencionales.

La existencia de un sistema continuo y riguroso disuade a los ciclistas de intentar el dopaje, sabiendo que cualquier anomalía biológica puede ser detectada eventualmente. Este efecto disuasorio es crucial para mantener la integridad del deporte, aunque a costa de una invasión de la privacidad que también puede ser más que discutible.

Por último, el pasaporte biológico también protege la salud de los ciclistas. El dopaje puede tener efectos devastadores a largo plazo en la salud, y su prevención ayuda a asegurar que los atletas no se vean tentados a poner en riesgo su bienestar por ganar ventaja competitiva.

El mundo del ciclismo se ha visto envuelto históricamente con escándalos de dopaje que han dañado su reputación. Cumplir con el pasaporte biológico es esencial para restaurar y mantener la credibilidad del deporte. Para la UCI, los ciclistas profesionales son modelos a seguir, y cumplir con las normativas antidopaje muestra compromiso con el deporte limpio y establece un ejemplo positivo para los aficionados y jóvenes atletas.

Está claro que todos los ciclistas deben competir en igualdad de condiciones, y el pasaporte biológico es una herramienta que asegura que nadie obtenga una ventaja injusta mediante el uso de sustancias prohibidas, garantizando así un futuro más limpio y honesto para el ciclismo en todas sus modalidades.