El ciclismo internacional ha estrenado en 2025 una de sus novedades reglamentarias más controvertidas: el sistema de amonestaciones por tarjetas, inspirado en otros deportes y con el objetivo de reforzar la seguridad del pelotón. El primer afectado es Oscar Riesebeek, ciclista neerlandés del equipo Alpecin-Deceuninck, que ha sido suspendido durante siete días tras recibir dos tarjetas amarillas en el Baloise Belgium Tour.

La primera tarjeta roja de la UCI para un ciclista
La secuencia de los hechos deja clara la aplicación del nuevo protocolo. Riesebeek fue sancionado en la segunda etapa por utilizar vías no permitidas y reincidió en la última jornada de la prueba, cuando, en un intento de reincorporarse al grupo, empleó el carril bici, perdió el control de la bicicleta y provocó una caída múltiple en la que se vio involucrado el bloque del INEOS Grenadiers. Como consecuencia, el corredor tuvo que abandonar la competición y ser trasladado al hospital, donde, tras las pruebas pertinentes, no se detectaron lesiones de gravedad.
Tras el incidente, la Unión Ciclista Internacional (UCI) no titubeó: la segunda tarjeta amarilla suponía, conforme al reglamento vigente desde el 1 de enero, una suspensión automática de siete días. De esta forma, Riesebeek no podrá disputar los campeonatos nacionales de Países Bajos, una de las citas señaladas en su calendario.
El propio corredor asumió su responsabilidad en un comunicado difundido por su equipo: Acepto las consecuencias de mis actos. Me apena perderme los campeonatos nacionales, pero reconozco que mi comportamiento puso en riesgo a otros ciclistas. Es algo de lo que me arrepiento y pido disculpas
. Tanto el Alpecin-Deceuninck como el propio Riesebeek han mostrado su respaldo a la decisión, considerándola correcta y justificada.
Este sistema de amonestaciones busca reforzar la seguridad en las carreras, sancionando conductas que representen un peligro para el pelotón. La acumulación de dos tarjetas amarillas en la misma prueba conlleva una suspensión de siete días; tres en un periodo de 30 días implica dos semanas fuera de la competición y, si se acumulan seis en un año, la sanción se eleva a 30 días. Además, el contador se reinicia tras cumplir la sanción, lo que permitirá a Riesebeek participar sin problemas en el próximo Tour de Francia.
La UCI ya había aplicado esta normativa a vehículos durante la Vuelta femenina, pero es la primera vez que afecta directamente a un ciclista. Con este precedente, se envía un mensaje claro sobre la tolerancia cero hacia las acciones que pongan en riesgo la integridad de los deportistas.