Tom Pidcock, una de las figuras más polifacéticas del ciclismo actual, ha dejado claro tras su paso por el Giro de Italia 2025 que su trayectoria está marcada por la ambición, la autocrítica y el desafío constante. Apenas un día después de finalizar la exigente ronda italiana, el británico abrió las puertas a una conversación sincera en Salzburgo, donde desgranó los aspectos menos visibles del ciclismo de élite: la presión, los sacrificios y los momentos de reflexión que llegan tras semanas de máxima intensidad.

Pidcock y su pasión por el Mountain Bike
El cambio de aires de Pidcock, al dejar atrás la disciplina del INEOS Grenadiers para incorporarse al Q36.5, ha sido una de las grandes noticias del pelotón. El propio ciclista reconoce que la decisión supuso un punto de inflexión, obligándole a redefinir su papel dentro del equipo y afrontar nuevos retos como líder, en un entorno que exige rendimiento inmediato y gestión constante de expectativas.
Uno de los temas que más ha dado que hablar es su visión sobre el ciclismo de carretera y el MTB. Pidcock no oculta su preferencia por el MTB, disciplina donde ha cosechado ya dos oros olímpicos consecutivos y donde aspira a una tercera medalla en Los Ángeles 2028. Para él, la carretera implica un grado de peligro mayor, debido a factores como la velocidad, la proximidad del pelotón y la incertidumbre que acompaña a cada etapa.
Frente a la aparente calma de la montaña, la carretera supone un reto psicológico añadido: la concentración ininterrumpida durante tres semanas, las estrategias imprevisibles y la presión constante para no perder la rueda buena.
El ciclista británico también abordó su histórica victoria en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde logró imponerse al favorito local, Victor Koretzky. Una hazaña que, lejos de situarle en una zona de confort, ha reforzado su deseo de seguir compitiendo en la élite y superarse tanto en el MTB como en el asfalto. Pidcock reconoció el desgaste físico y mental que implica prepararse para brillar en ambos escenarios, subrayando el valor del trabajo en equipo y la importancia de desconectar para evitar el desgaste emocional.
En su nuevo rol en el Q36.5, Tom Pidcock asume responsabilidades de liderazgo y se convierte en referente para una generación de ciclistas que busca dejar huella en el panorama internacional. Su ambición no entiende de límites: el británico no renuncia a pelear por la general de un Gran Tour, al tiempo que mantiene su pasión por el Mountain Bike y los grandes retos, donde la destreza y el coraje alcanzan cotas extremas.
La entrevista supone una radiografía precisa del momento que vive Pidcock: un ciclista que desafía los límites de las disciplinas y se enfrenta, sin reservas, a la presión de estar siempre en el foco. Su historia es la de un deportista inconformista, dispuesto a redefinir el significado del éxito en el ciclismo contemporáneo.