La Ruta del Vino Montilla-Moriles ha dado un paso decisivo en su estrategia turística con la presentación de su nuevo proyecto de ciclo-enoturismo durante Expo AIRE, la feria dedicada a los espacios naturales celebrada en Córdoba. El encuentro sirvió para mostrar a turoperadores y profesionales del sector una propuesta que une deporte, paisaje y patrimonio vitivinícola bajo un mismo marco, con el apoyo directo de la Real Federación Española de Ciclismo.
Un modelo que integra bicicleta, territorio y cultura del vino
El proyecto se ha desarrollado en los últimos meses con el objetivo de convertir Montilla-Moriles en un territorio plenamente adaptado al cicloturismo. Durante la presentación, Carmelo Scarlatti, responsable del Área Técnica de la RFEC, destacó el papel de la bicicleta como herramienta de movilidad sostenible y motor de dinamización rural. Tal como señaló, el trabajo realizado en esta Ruta del Vino dentro del programa Bike Territory refleja la capacidad de un destino para transformarse cuando se piensa desde la perspectiva del cicloturista y de la comunidad local.
Rafa Cabello, gerente de la Ruta del Vino Montilla-Moriles, explicó el proceso de señalización, digitalización y adecuación de itinerarios que ha permitido crear un nuevo producto turístico centrado en el uso responsable de la bicicleta. Su intervención subrayó la importancia de la accesibilidad, la cohesión territorial y el diseño de recorridos capaces de conectar bodegas, lagares y enclaves patrimoniales.
La propuesta sitúa este destino cordobés en una posición destacada dentro del turismo activo, alineado con las nuevas tendencias de viaje basadas en experiencias sostenibles y vinculadas al entorno natural y cultural.
La red de ciclo-enoturismo presentada en Expo AIRE reúne cifras que refuerzan su potencial como oferta turística especializada. El territorio incorpora más de 570 kilómetros de rutas ciclables y un total de 29 itinerarios diseñados para recorrer caminos rurales y carreteras tranquilas entre los paisajes del sur de Córdoba. Un total de 17 localidades forman parte del espacio cicloturista, con recorridos adaptados a distintos niveles de habilidad, desde rutas familiares hasta trazados más exigentes.
La señalización digital geolocalizada y el sistema unificado de tracks permiten que los cicloturistas avancen con autonomía por una red que enlaza puntos de interés enoturístico, miradores, patrimonio histórico y espacios naturales. El resultado es una experiencia integrada que potencia tanto la actividad deportiva como la visita cultural.
La iniciativa se enmarca en la estrategia de futuro de la Ruta del Vino Montilla-Moriles, que apuesta por un modelo de enoturismo activo y responsable, en línea con las directrices europeas y con la creciente demanda de experiencias que combinan actividad física, gastronomía local y contacto con el territorio. Esta nueva oferta amplía las posibilidades del destino y refuerza su papel como espacio donde convergen vino, paisaje y bicicleta.