La Vuelta Ciclista a España vivió este miércoles una de sus jornadas más convulsas en la 80ª edición de la prueba. La undécima etapa, con final en Bilbao, quedó neutralizada por motivos de seguridad tras la irrupción de manifestantes propalestinos en la zona de meta, lo que obligó a la organización a tomar una decisión inédita: detener la competición sin declarar vencedor.

Un episodio marcado por la seguridad y la tensión política en plena ronda española
La dirección de carrera anunció que los tiempos de la clasificación general se tomarían a tres kilómetros de la línea de llegada, eliminando así la disputa final por la etapa. El incidente se produjo durante la primera pasada del pelotón por la recta de meta, donde un numeroso grupo de activistas trató de forzar las barreras de seguridad en protesta contra la presencia del equipo Israel-Premier Tech. La situación obligó a una intervención inmediata de las fuerzas del orden para evitar altercados mayores.
La Unión Ciclista Internacional (UCI) reaccionó con un comunicado en el que condenó de forma tajante lo ocurrido, recordando la importancia de mantener la neutralidad política en el deporte. La federación subrayó el papel integrador y conciliador de las grandes competiciones internacionales, y reiteró su apoyo a los corredores y equipos, que deben poder ejercer su profesión en un entorno seguro.
En el ámbito deportivo, Jonas Vingegaard, actual líder de la clasificación general, mantenía el control de la etapa en compañía de Tom Pidcock cuando se aplicó la neutralización. El danés, doble campeón del Tour de Francia, lamentó no haber podido celebrar la victoria en un día especial: el cumpleaños de su hijo. Pese a la suspensión, reforzó su posición al frente de la Vuelta.
Las protestas no son un hecho aislado. Desde el arranque de la ronda, varios episodios han afectado al normal desarrollo de la carrera, con interrupciones durante la contrarreloj por equipos en Figueres y caídas provocadas por altercados en jornadas anteriores. La tensión se ha centrado en el rechazo al conjunto Israel-Premier Tech, cuya presencia en la carrera ha generado un debate que incluso llevó al director técnico de la Vuelta, Kiko García, a plantear si la retirada del equipo sería una opción para salvaguardar la competición.
El equipo israelí respondió descartando cualquier abandono y advirtiendo que aceptar presiones de este tipo supondría sentar un precedente peligroso para el ciclismo internacional. Nuestra participación es un derecho como equipo profesional
, defendieron en su comunicado oficial.
Por su parte, Bingen Zupiria, consejero de Seguridad del Gobierno Vasco, calificó de incívicos los incidentes y expresó su solidaridad con la población de Gaza, en un contexto donde la tensión política ha terminado impactando de lleno en el ámbito deportivo.