La alimentación durante una carrera ciclista es un factor clave para mantener el rendimiento, prevenir la fatiga y asegurar una correcta recuperación. La oferta de productos energéticos es amplia, desde las tradicionales barritas y geles hasta propuestas de comida real adaptada al ciclismo. ¿Cuál es la mejor opción? El debate sigue abierto entre ciclistas profesionales y aficionado.

Barritas energéticas: energía sólida y sostenida
Las barritas energéticas siguen siendo un recurso muy utilizado por su facilidad de transporte y variedad de sabores y composiciones. Suelen combinar hidratos de carbono, grasas y proteínas en distintas proporciones, lo que permite un aporte energético más prolongado.
Las barritas son recomendables en salidas largas, ya que ayudan a evitar el hambre y proporcionan energía de forma gradual. Sin embargo, su digestión es más lenta y pueden resultar incómodas en esfuerzos de alta intensidad o condiciones de calor extremo.
Ventajas: Energía sostenida. Aporte de otros nutrientes (fibras, minerales, proteínas). Variedad de opciones.
Desventajas: Más difíciles de masticar en carrera. Digestión más lenta. Pueden provocar molestias si no se acompañan de suficiente agua.
Geles: energía rápida para momentos clave
Los geles energéticos destacan por su alta concentración de carbohidratos de absorción rápida, ideales para situaciones de esfuerzo intenso, ataques o finales de etapa. Son fáciles de transportar, consumir y digerir, siempre que se acompañen de suficiente líquido.
El uso de geles debe planificarse, ya que un consumo excesivo o sin hidratación puede provocar molestias digestivas. Son especialmente útiles cuando se necesita un aporte inmediato de energía.
Ventajas: Rápida absorción. Fáciles de consumir sobre la bicicleta. Útiles en momentos de alta intensidad.
Desventajas: Riesgo de molestias gástricas si se abusa. Poco aporte de otros nutrientes. Sabor artificial para algunos ciclistas.
Comida real: sabor, textura y digestibilidad
Cada vez más ciclistas apuestan por incorporar comida real en sus estrategias de alimentación en carrera, especialmente en pruebas de larga distancia o marchas cicloturistas. Bocadillos de pan con membrillo, arroz con frutas, dátiles, frutos secos o pequeños sándwiches son alternativas populares.
La comida real suele ser mejor tolerada a nivel digestivo y aporta variedad de texturas y sabores, lo que ayuda a mantener la motivación en rutas largas. Sin embargo, su manipulación y conservación pueden suponer un reto logístico en carrera.
Ventajas: Mejor tolerancia y saciedad. Aporte variado de nutrientes. Sabor más natural.
Desventajas: Más difícil de transportar y conservar. Menor disponibilidad de energía rápida. Puede requerir más tiempo para consumir.
¿Qué eligen los expertos?
La tendencia actual es combinar diferentes formatos según el momento de la carrera, la duración y la intensidad. En las primeras horas o durante esfuerzos moderados, las barritas y la comida real pueden ser la base. En los momentos de máxima exigencia, los geles aportan ese extra necesario para mantener el ritmo.
La clave, según nutricionistas y ciclistas profesionales, está en entrenar el estómago durante los entrenamientos y no improvisar en el día de la prueba. La individualización es fundamental: cada ciclista debe identificar qué alimentos tolera mejor y en qué situaciones le resultan más efectivos.
No existe una única solución válida para todos. La elección entre barritas, geles o comida real debe responder a las necesidades personales, las características del recorrido y la experiencia previa. Planificar y probar la estrategia de alimentación es tan importante como preparar la bicicleta o el plan de entrenamiento.