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Cómo socorrer a un ciclista con un shock anafiláctico

Los pasos a seguir para socorrer eficazmente a un ciclista, o cualquier otra persona, con anafilaxia o shock anafiláctico.

La anafilaxia o shock anafiláctico es una grave reacción inmunitaria generalizada del organismo producida por reacciones inmunológicas a los alimentos, medicamentos y picaduras de insectos. Explicado de forma más simple, se trata de una reacción alérgica extrema producida por determinadas sustancias exógenas que invaden repentinamente el cuerpo de una persona, como por ejemplo el veneno de la picadura de una abeja o avispa. Sin ayuda inmediata, la persona en shock anafiláctico corre un grave riesgo de fallecimiento.

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Causas y síntomas de un shock anafiláctico

Las estadísticas muestran que el número de casos de anafilaxia está aumentando en todo el mundo, siendo las personas adultas más proclives que los niños a padecer una reacción alérgica fatal. Entre las causas más comunes de la mayoría de los casos de choque anafiláctico encontramos cierto tipo de fármacos, especialmente anestésicos (alfadiona, tiopental y lidocaína), antiinflamatorios (ácido acetilsalicílico) y antibióticos (penicilina, cefalosporinas, sulfamidas y tetraciclisnas); algunos alimentos, destacando frutas, frutos secos, mariscos, leche y legumbres; y el veneno de insectos, siendo especialmente relevantes las picaduras de abeja y, más peligrosas por su capacidad de picar repetidas veces, las de avispa.

La anafilaxia se desarrolla muy rápidamente actuando en segundos o minutos, y puede durar unas cuantas horas como consecuencia de la liberación de mediadores químicos en el organismo. La rapidez está estrechamente relacionada con la gravedad del ataque anafiláctico, siendo los síntomas del mismo variables. Como norma general, se considera shock anafiláctico cuando la persona afectada presenta dos o más de los síntomas descritos a continuación minutos después de la exposición a un posible alérgeno: irritación de la piel o las mucosas, compromiso respiratorio, reducción de la presión sanguínea (pulso acelerado, sudores, vértigo, mareos, visión borrosa) o síntomas gastrointestinales persistentes (diarrea y vómitos).

Cómo actuar ante un shock anafiláctico

En el ciclismo, especialmente en el de montaña, las picaduras de abejas y avispas están a la orden del día, así como la ingesta de todo tipo de suplementos (véase geles, barritas, etc) que pueden contener cantidades importantes de productos causantes de una reacción alérgica en la persona que los consume. Por estos motivos y porque el saber nunca ocupa lugar, nada mejor que conocer cómo actuar ante una persona con shock anafiláctico:

  • Ante la más mínima sospecha de que se trata de un shock anafiláctico grave, el primer paso es llamar a los servicios de emergencia (112) para conseguir asistencia médica lo más rápido posible.
  • El segundo paso es colocar a la persona afectada en posición decúbito supino (tumbado boca arriba, con los brazos y piernas extendidos) y la cabeza ladeada hacia un lado en el caso de existir vómitos.
  • Hay que mantener las vías respiratorias del enfermo siempre despejadas, asegurándonos de quitar pañuelos o correas de casco que puedan entorpecer la respiración de la persona afectada. Además, es recomendable proporcionar espacio, evitando que otras personas se acumulen alrededor de la víctima.
  • También es necesario quitar cualquier tipo de objeto que pueda comprometer la circulación sanguínea, teniendo en cuenta que puede darse inflamación en diversas zonas del cuerpo. Reloj, pulseras, cadenas y, siempre y cuando no exista riesgo de lesión cervical o craneal, casco, deben ser removidos de la persona en shock .
  • Tapar a la persona en shock también resulta muy recomendable, empleando las prendas que tengamos a mano (chaquetas, cortavientos, etc) para evitar que el afectado pierda su temperatura corporal, incluso en verano.
  • Por último, lo más aconsejable es mantener la calma y tratar de tranquilizar a la persona afectada mientras esperamos a los servicios médicos. Unas palabras de ánimo y una buena compañía nunca vienen mal a nadie.

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