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El dopaje en el ciclismo amateur: lo que nadie cuenta

El dopaje para aumentar artificialmente el rendimiento deportivo no es sólo cosa de profesionales, también existe en el ciclismo amateur.

El dopaje, doping o consumo de sustancias para aumentar de forma artificial el rendimiento deportivo no es sólo cosa de profesionales. En carreras populares y otras pruebas de índole amateur el dopaje está, aunque sea triste reconocerlo, a la orden del día, siendo frecuente el empleo de todo tipo de medicamentos por parte de muchos aspirantes a 'Pro'. Una carrera contrarreloj hacia el reconocimiento deportivo y, con suerte, un posterior fichaje por un equipo de élite son las principales motivaciones del deportista principiante que se adentra en el doping.

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El dopaje en el ciclismo amateur

Allá por el año 2012, investigadores de la Universidad de Granada (UGR) realizaron una encuesta a 2003 participantes de la Quebrantahuesos de ese año. El estudio, publicado en la revista The Sport Psychologist, pone de manifiesto una triste realidad: un 8.2% de los ciclistas encuestados admitió haber consumido alguna vez o consumir de manera habitual sustancias dopantes para mejorar su rendimiento físico. Por supuesto, dicho estudio no es más que la punta del iceberg de una costumbre o creencia (el dopaje) arraigada de buen grado entre la gran mayoría de aficionados al ciclismo con aspiraciones profesionales.

Foros de Internet con temas abiertos sobre mil y una temáticas relacionadas con el dopaje, las sustancias a consumir y las formas de hacerlo; encuestas anónimas como la realizada por la Universidad de Granada, donde más de un centenar de ciclistas declara abiertamente haberse dopado, sin contar aquellos que prefieren continuar en la oculta sombra de la mentira; o búsquedas en la Red relacionadas con el tema, como por ejemplo 'dónde conseguir EPO', 'ejemplo de ciclo para ciclista' o 'cómo evitar positivo en control doping', extraídas directamente de las analíticas web de TodoMountainBike. El dopaje amateur existe y, lo que es más preocupante, crece de forma exponencial debido al cada vez mayor número de pruebas deportivas realizadas a lo largo y ancho del planeta.

¿Qué lleva a un deportista amateur al doping? El consumo de fármacos asociados a la práctica deportiva persigue, aparte de obtener buenos resultados en un período corto de tiempo, poder integrarse más rápidamente en categorías superiores y más profesionalizadas. Otra cuestión a tener en cuenta es la percepción del dopaje como algo permisivo e inherente en el mundo del ciclismo (el denominado ‘efecto del falso consenso’), sobre todo en deportistas que ya han tenido una experiencia previa en el mundo de la competición. Es decir, a mayor experiencia en carreras y mayor contacto con el mundo de la competición, mayor probabilidad de consumo de sustancias dopantes.

Las sustancias dopantes en el ciclismo amateur

Si bien en la competición de élite las sustancias empleadas para el doping pueden ser muy difíciles de conseguir para un deportista amateur (véase EPO, anabolizantes, y más), el deporte popular no está exento del empleo de todo tipo de sustancias destinadas a mejorar (o aliviar) aspectos concretos del rendimiento físico del atleta. Analgésicos, somníferos, excitantes, broncodilatadores y psicotrópicos son los productos estrellas de todo dopado que se precie.

Vale la pena mencionar que el consumo de alguna sustancia dopante acarrea, por regla general, el consumo de otra para contrarrestar los efectos adversos de la primera. Tomar somníferos para dormir el tiempo necesario para la recuperación, evitando así padecer cualquier tipo de dolor físico que pueda alterar el sueño, conlleva el uso de alguna sustancia estimulante para afrontar una nueva jornada con las pilas 100% cargadas, aunque sea de forma artificial. Del mismo modo, tomar analgésicos antes y después de una prueba deportiva alivia el dolor muscular, aunque también lleva a una carga excesiva de trabajo que favorece la aparición de lesiones y otros problemas físicos, cayendo el deportista en una espiral sintomática cuya solución no es otra que el consumo de más y más sustancias dopantes.

Mención especial merecen los broncodilatadores (los medicamentos empleados por los enfermos de asma o personas alérgicas) y los psicotrópicos. A día de hoy, no hay carrera en la que un buen número de ciclistas realicen la obligada inhalación de Ventolín o similares antes de la salida (y durante el transcurso de la prueba) para afrontar la carrera con los pulmones bien abiertos, maximizando así la entrada de aire y, por ende, mejorando levemente su rendimiento. En lo que respecta a las sustancias psicotrópicas, la estrella del deporte amateur es el Cannabis, más conocido como marihuana, hachís, chocolate o costo, especialmente popular entre la población deportiva más joven. El consumo de Cannabis busca la relajación previa o posterior a la prueba, así como el alivio sintomático de un trabajo físico intenso.

¿Es necesario el dopaje?

El deporte y el dopaje han ido de la mano desde tiempos inmemoriales, siendo el ciclismo y el atletismo las disciplinas puestas bajo la lupa de los más críticos al respecto. Aunque en la actualidad se asume que el dopaje es algo prohibido y, como tal, se considera tramposos a los deportistas que hacen uso de este tipo de sustancias, no faltan grandes defensores del doping que, asumiendo que todos los deportistas profesionales se dopan de alguna u otra forma y es imposible detectar a todos, el uso de sustancias dopantes debería estar permitido para evitar así una situación de desigualdad que no logra erradicar la raíz del problema y, sin embargo, permite que otros tramposos triunfen.

La competición deportiva a nivel profesional es adentrarse en un entorno hipercompetitivo donde la más mínima mejora de rendimiento puede suponer una superioridad sobre el rival. Bajo esta premisa, los deportistas aspirantes buscan en las sustancias dopantes ese 'punto' extra de rendimiento que, ya sea por limitación física o falta de talento y tiempo, les ayude a dar un paso más hacia la difícil tarea de convertirse en atleta de élite. Obviamente, tal y como apuntan los defensores del doping, el dopaje desequilibra enormemente la balanza en favor de los tramposos, dejando a todos esos deportistas honrados una única opción: convertirse también en tramposos.

¿Es necesario el dopaje? No. Lo que sí es necesario es recrudecer las sanciones por dopaje, inhabilitando de por vida tanto al deportista implicado como al equipo (en caso de que lo haya) del que forma parte. Sólo de este modo se conseguirá frenar un hábito arraigado ya en la historia del deporte. A nivel amateur, es necesario realizar campañas de concienciación y prevención del consumo de sustancias dopantes, ejemplarizadas con el ejemplo anterior: si te dopas, no serás deportista de élite. ¿La cruda realidad? El dinero en juego, más importante que cualquier otra cuestión, incluida la vida humana.

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