Durante la última década, las cetonas han pasado de ser un término desconocido a convertirse en uno de los suplementos más comentados en el pelotón profesional. Equipos de primer nivel comenzaron a experimentar con ellas tras la publicación de varios estudios que sugerían posibles mejoras en el rendimiento y la recuperación. Sin embargo, la reciente advertencia de la Unión Ciclista Internacional (UCI) pone en entredicho su utilidad real.

Falta de evidencias científicas que respalden su eficacia
Las cetonas son compuestos naturales que el cuerpo produce cuando los niveles de glucosa en sangre son bajos, una situación que se da durante el ayuno o los esfuerzos prolongados. En esos casos, el organismo recurre a la grasa como fuente de energía, generando cuerpos cetónicos que sirven como combustible alternativo para el cerebro y los músculos.
En los últimos años, diversas empresas han desarrollado suplementos de cetonas en formato líquido o cápsulas, destinados a imitar ese proceso metabólico sin necesidad de ayuno. La promesa era tentadora: disponer de una fuente de energía adicional y más estable que los hidratos de carbono, reduciendo la fatiga y mejorando el rendimiento en esfuerzos prolongados.
Sin embargo, la evidencia científica no ha acompañado a las expectativas. Aunque algunos estudios iniciales, publicados en 2016, mostraron ligeras mejoras en parámetros de resistencia, las investigaciones más recientes han desmontado buena parte de esas conclusiones. Los resultados indican que las cetonas no ofrecen beneficios significativos durante el ejercicio intenso, e incluso podrían interferir con la capacidad del cuerpo para utilizar otras fuentes energéticas de forma eficiente.
La UCI, tras revisar los datos más actualizados, ha emitido una recomendación clara: evitar su consumo tanto en competición como en la recuperación posterior. El comunicado señala que no existe evidencia científica sólida que justifique su uso
y que los estudios más recientes demuestran que no mejoran la recuperación ni la reposición del glucógeno muscular
.
A pesar de estas conclusiones, algunos equipos continúan experimentando con cetonas dentro de sus estrategias nutricionales, especialmente en las grandes vueltas por etapas. El atractivo de encontrar una ventaja legal y marginal sigue pesando en un deporte donde cada detalle cuenta. Sin embargo, los expertos en fisiología deportiva advierten que el consumo de cetonas puede provocar efectos secundarios como malestar gastrointestinal, pérdida de apetito o desequilibrios en la utilización de grasas e hidratos.
Más allá de la moda, el debate sobre las cetonas refleja una realidad constante en el alto rendimiento: la búsqueda de soluciones rápidas frente a los límites biológicos del cuerpo. En este caso, la ciencia ha hablado con claridad. Las cetonas no son el atajo que muchos esperaban, y su futuro dentro del ciclismo profesional parece cada vez más limitado.