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Qué comer antes de entrenar temprano por la mañana

Comer lo adecuado antes de subirse a la bicicleta puede marcar la diferencia entre un entrenamiento productivo y uno con sensación de fatiga prematura.

Salir a entrenar a primera hora del día exige una estrategia nutricional precisa. El cuerpo llega de varias horas de ayuno, con los niveles de glucógeno reducidos y una menor disponibilidad de energía. Comer lo adecuado antes de subirse a la bicicleta puede marcar la diferencia entre un entrenamiento productivo y uno con sensación de fatiga prematura.

Desayuno saludable y ligero. Imagen: Pexels / Pixabay
Desayuno saludable y ligero. Imagen: Pexels / Pixabay

Opciones ligeras y efectivas para mantener el rendimiento sin sobrecargar el estómago

La clave está en aportar energía rápida sin generar molestias digestivas. Si el entrenamiento es corto (menos de una hora y de intensidad baja o moderada) bastará con una pequeña dosis de carbohidratos simples. Una pieza de fruta como un plátano o una tostada con miel suelen ser suficientes para activar el metabolismo y evitar hipoglucemias.

En cambio, para sesiones más largas o intensas, conviene planificar un desayuno algo más completo. Lo ideal es hacerlo entre 45 y 60 minutos antes de empezar a pedalear. Una combinación equilibrada podría incluir avena cocida con leche o bebida vegetal, un puñado de frutos secos y una cucharada de miel o mermelada. Este tipo de mezcla ofrece una liberación progresiva de energía, junto con grasas saludables y algo de proteína.

También es una buena opción recurrir a un batido digestivo. Por ejemplo, una mezcla de plátano, avena y yogur natural permite una rápida asimilación sin sensación de pesadez. Los ciclistas que prefieran alternativas saladas pueden optar por una tostada integral con aguacate y un poco de jamón cocido o pavo.

Para las personas con estómagos sensibles, el café o las bebidas con cafeína conviene tomarlas con precaución. Si el cuerpo no las tolera bien en ayunas, puede ser mejor sustituirlas por agua o una infusión ligera hasta después del entrenamiento.

Si el tiempo apremia y solo hay unos minutos antes de salir, un gel energético o una bebida isotónica con hidratos de carbono puede ser suficiente. En estos casos, el objetivo no es tanto 'desayunar' como evitar la caída brusca de glucosa durante el esfuerzo.

Una vez finalizado el entrenamiento, llega el momento de la recuperación. Es esencial reponer glucógeno y reparar el tejido muscular. Una comida equilibrada con arroz o pasta, pollo o pescado y verduras ayudará a optimizar la adaptación del cuerpo al esfuerzo realizado.