Las palabras de Mathieu van der Poel han vuelto a sacudir el mundo del ciclocross. En apenas 24 horas, el vigente campeón del mundo ha deslizado en dos entrevistas consecutivas la posibilidad real de poner fin a su carrera sobre el barro en un horizonte cercano, incluso tan pronto como la temporada 2025-26. A las puertas de cumplir 31 años, el neerlandés admite que el margen para seguir ampliando su legado en esta disciplina empieza a estrecharse.

El Mundial de Hulst, posible punto final a una era
La primera señal llegó el sábado en una conversación con el diario neerlandés AD (Algemeen Dagblad), donde Van der Poel habló abiertamente de su relación con el ciclocross y de un futuro que ya no percibe como infinito. Sería muy bonito batir el récord de títulos mundiales en Hulst y hacerlo en mi país. No voy a estar haciendo ciclocross eternamente. Siempre he dicho que quiero acabar por todo lo alto
, explicó el corredor.
El escenario no es menor. El Campeonato del Mundo de Ciclocross de 2026 se disputará en Hulst, en los Países Bajos, y ofrece a Van der Poel la posibilidad de lograr un octavo título mundial. De conseguirlo, rompería el empate histórico con Eric De Vlaeminck, una referencia absoluta del CX durante décadas. El propio neerlandés dejó en el aire si ese objetivo podría coincidir con una despedida definitiva: ¿El Mundial como adiós? ¿Quién sabe?
.
Las dudas no se disiparon al día siguiente. En declaraciones a la televisión belga VTM, el líder del Alpecin-Deceuninck fue aún más claro sobre su estado mental. No me queda mucho por ganar en el ciclocross. La retirada es claramente una opción, aunque todavía no hemos decidido nada
, reconoció, insistiendo en su deseo de cerrar etapas importantes en su propio país.
El contexto contractual invita a matizar el alcance de estas palabras. Van der Poel firmó hace dos años un acuerdo a largo plazo con su marca de bicicletas que garantiza su continuidad como corredor profesional durante al menos cinco temporadas más, además de un vínculo posterior como embajador. Todo apunta, por tanto, a que cualquier retirada sería parcial y afectaría exclusivamente al ciclocross, no a la carretera ni a otras disciplinas donde sigue siendo una figura central.
Aun así, el mensaje es significativo. El ciclista neerlandés ha dominado el ciclocross moderno con una autoridad poco común, y la sensación de misión cumplida empieza a pesar. Hulst puede convertirse en el último gran capítulo de una historia excepcional, escrita a base de títulos, rivalidades y una influencia que ha marcado a toda una generación de ciclistas.